Desde notificación a la Policía para poder mudarse de lugar de residencia hasta sometimiento esclavizante a propietarios de whiskerías pasando por inexistencia horaria de inicio y final de la jornada de trabajo, las meretrices uruguayas son “las únicas trabajadoras con ´caravaneo´ que existen en este país”, graficó la fundadora de la Organización de Trabajadoras Sexuales (Otras), Karina Núñez, en Menú Informativo de M24. “Soy la única trabajadora que no puede cambiar de trabajo sin avisarle a la Policía”.
En este 2022 se cumplen 20 años de vigencia de la Ley sobre el Trabajo Sexual N° 17515 y en torno a los resultados que produjo, Núñez evaluó que “en el tiempo histórico en el que fue redactada contribuyó y mucho” pero actualmente “no se adecúa a las necesidades del momento en el estado de situación de los derechos de las mujeres porque el feminismo ha hecho que avanzaran muchísimo, y hemos quedado relegadas quienes no estamos dentro de corrientes capitalinas; nosotras veníamos desde el interior del país pidiendo ser equiparadas en derechos al resto de las mujeres”, señaló.
Advirtió los atavismos que perduran: “solamente por el hecho de ir a hacer una denuncia a una seccional, o de ir a levantar tu partida de nacimiento, en eso se ven plenamente las diferencias y qué tan alejadas estábamos de quienes viven en la capital; (…) y también quienes viven en los cordones periféricos de la ciudad tienen una realidad similar a la nuestra en el interior, y no quiero imaginarme lo que debe ser en el interior profundo”.
“El Ministerio de Salud Pública y el Ministerio del Interior son a quienes la ley les da la guarda, la tutoría nuestra; a tal punto de que no podemos transitar en el territorio nacional sin que un agente pida nuestro número de cédula para tomarnos los datos y salte en el sistema que somos trabajadoras sexuales; o no podamos pedir un certificado de domicilio en el que diga que somos trabajadoras sexuales; somos las únicas trabajadoras con ´caravaneo´ que existen en este país”, graficó; de ahí reclaman que “nos saquen de la órbita del Ministerio del Interior porque ya para pasar a ser trabajadoras, primero tenemos que ser ´delincuentas´”, y explicó por qué.
“Si me cambio de un Departamento al otro” como ámbito de residencia, “antes de avisarle a mi familia que voy a cambiar de lugar de trabajo tengo que pasar por la seccional a que me firmen y me sellen la libreta, soy la única trabajadora que no puede cambiar de trabajo sin avisarle a la Policía”.
No me dejaban entrar por la puerta principal del hospital
Describió varios casos de la estigmatización y las humillaciones que sufren en el Sistema de Salud a manos de los profesionales, desde médicos hasta personal de laboratorio; acotó al respecto que “ahora, por lo pronto, se han puesto un poco en régimen porque saben que nosotras andamos atrás de las compañeras, saben que donde alguno pise la varita se las va a tener que ver con nosotros; pero antes… yo tenía que pasar a médico y no me dejaban entrar por la puerta principal del hospital, tenía que entrar por el costado”.
También contó que “en Uruguay hay solamente 110 trabajadoras sexuales aportando a la seguridad social; yo trabajé 22 años en la calle” pero apenas “aportaba desde el año 2013, en que me enteré que una ley me lo permitía, la ley está vigente desde el año 2005”; la abrumadora mayoría de ellas no aporta al sistema “porque no tiene conocimiento, no tiene noción (…) no se les notifica a las compañeras nuevas que pueden aportar desde los 18 o 19 años (…), se las deja al libre albedrío de los dueños de las whiskerías”; y estos, además de explotarlas, las extorsionan y defraudan por distintas vías que describió y que muchas veces incluyen a los hijos de estas trabajadoras.
“La carga horaria no existe: si el patrón te dice que vos tenés que estar hasta las 7 y queda un borracho todavía sentado en la barra y te dice que no te podés ir, te tenés que quedar y si te vas, te cobran multa; si llegás tarde te cobran multa, si faltás te cobran multa”, incluso cuando muere un familiar.
En el Estado “nadie hace nada; el único que hizo algo por nosotras fue la Corte Interamericana de Derechos (Humanos) y la relatora de Naciones Unidas, que vino y le puso 36 sanciones a Uruguay pero se ve que se limpiaron el traste con el papel porque hasta ahora no han hecho nada”.
Detalló situaciones dramáticas padecidas por ellas y sus hijos durante la pandemia, “si a la gente con derechos los agarró mal, imaginate a nosotros, que nos agarró con el culo al norte; tuvimos compañeras que tuvieron que quedarse a vivir con sus hijos en las whiskerías”, así como otras “tuvieron que acceder a mantener relaciones sexuales con los amigos del local para poder quedarse a vivir porque no tenían ni adónde salir a trabajar ni cómo pagarse el hotel donde estaban viviendo”; y narró otras vivencias trágicas; “llegamos a tener 30 niños viviendo en las whiskerías, 30 niños”, recalcó.
Después reflexionó sobre la conducta de la sociedad ante su realidad: “en una sociedad tan dispar, donde reina el que más tiene o el que más fuerza tiene, hasta que no acomodemos eso vamos a seguir con poblaciones de tercera, de cuarta y de quinta, porque es necesario para el ciclo del poder”; consultada acerca de si el cambio de gobierno en marzo de 2020 produjo consecuencia de algún tipo en la vida de estas trabajadoras, la dirigente respondió que “nos servían mucho más de clientes que de gobernantes”.
Respecto del abuso policial hacia quienes ejercen la prostitución, evaluó que “hasta que no le paguen un sueldo como la gente a la Policía, un sueldo de verdad, no chirolas, y que no se los capacite, y que se los tenga en cuenta realmente, no para tenerlos de conejitos de indias para las campañas electorales, hasta que eso no pase los dueños de las redes de trata y los narcotraficantes van a ser quienes dominen”, reflexionó la entrevistada.
fuente : m24.com.uy