La bolsa o la vida
Probablemente el lector puede juzgar de mal gusto, escribir de temas dramáticos en vísperas casi de las fiestas tradicionales. Puede ser; pero creo que no debemos olvidarnos de los asuntos angustiantes porque (en no todos lados) haya abundancia de bebidas y comidas. Las colas de los jubilados para sacar préstamos de fin de año, han sido importantes; la necesidad de muchísimas familias de atender sus gastos, ha hecho crecer la «asistencia» de las compañías de crédito que las esquilman. Doparse de «festitradicionalismo» para olvidar la realidad, no es bueno. Seguramente puede servirle a quienes tratan de que el ser humano sea cada vez más manejable, más fácil de inducir a vivir con lo que le den, mientras se agranda la grieta con los pocos que tienen mucho. Por supuesto que estoy entre quienes desean de corazón «Felices Fiestas», pero trato de hacer lo humanamente posible para que la aspiración sea realidad. Creo que una forma, es dando elementos que ayuden a pensar y con ello se mejore la posición mental y práctica del saludado.
El lenguaje popular español atribuye a «la bolsa o la vida» un origen en el argot de los bandoleros que asaltaban a los viajeros que iban de Madrid a Andalucía, vaya asaber cuándo. La expresión se mantiene vigente seguramente en gran parte del mundo. La codicia por la «bolsa» de los pueblos, lleva a comprometer seriamente su «vida». Dos ejemplos bien de hoy, pueden servir de luz (sin estruendo) para iluminar estas fiestas.
En Europa hay gran preocupación por posibles (y comprobadas) compras de la voluntad nada menos que de eurodiputados. Algunos de los máximos parlamentarios del viejo mundo, están presos por haber sido coimeados por potencias extranjeras, entre las que los periodistas señalan a Marruecos y Qatar. Dice, por ejemplo, El País de Madrid que se han entregado ilegalmente viajes, regalos y mucho dinero en efectivo, a eurodiputados en procura de obtener proyectos y apoyos a decisiones legales que favorecerían a esos países. Nada menos que una de las vice presidentas del Parlamento Europeo, la griega Eva Kaili, ha sido destituída del cargo, aunque permanece en la Cámara y espera juicio en Bruselas; otros ya están detenidos.
Parece de novela, pero es real; igual, es de terror.
Otro lamentable ejemplo de la bolsa o la vida, es el que vivimos en Uruguay. No recuerdo unas Fiestas Tradicionales, tan manchadas de tinte corrupto, como las que se avecinan. Ministros acusados con pruebas de mentirle al parlamento; un presidente jaqueado por la realidad, quien tercamente sigue bancando a quienes son hundidos por las denuncias. Si la corrupción parlamentaria en Europa se ha denominado «Qatargate», ¿cómo bautizaremos a la uruguaya? «Astesianogate; Torregate…o Lacallegate». El nombre es lo de menos. Lo grave es que el país vive momentos de dramática inmoralidad; con gobernantes simbólicos muy comprometidos.
En esta saga de increíbles realidades, se suma otra, quizás poco relevante para el país, aunque no tanto. Han circulado copias de dos resoluciones del presidente de la República, entregando «la bolsa» (de todos nosotros), para salvar «la vida» de fin de año de uno de sus operadores de tierra adentro, el salteño Carlos Albisu presidente de CTM de Salto Grande. Con la firma de Luis Lacalle Pou, el 12 de diciembre se emitieron dos resoluciones presidenciales por casi mil millones de pesos a la delegación Uruguaya de Salto Grande. Una constituye un «refuerzo» de DOSCIENTOS MILLONES de pesos a CTM; la otra es la transferencia de 744 millones de pesos como «aporte del Estado para 2023», para el mismo organismo. Sabido es en Salto que, con dinero del Pueblo, la delegación uruguaya de la CTM ha realizado una verdadera campaña electoral de contrataciones y donaciones; no extraña que le cueste «llegar a fin de año» y necesite refuerzo….
No puedo sentirme egoístamente feliz, mientras la plata de los uruguayos va a populistas campañas demagógicas, sean de quien sean. La hipocresía política es la perdición de la Democracia. Estar contra ella, es una forma de quitar la maleza de los cultivos sociales.
Cuando deseemos Felices Fiestas, hagámoslo con el compromiso de ayudar a construir la verdadera felicidad de todos. Con ese espíritu escribo.
Hasta el año que viene
¡Fiestas Felices…para todos!
Ramón Fonticiella es Maestro, periodista, circunstancialmente y por decisión popular: edil, diputado, senador e intendente de Salto. Siempre militante.
UyPress – Agencia Uruguaya de Noticias