Vecinos del balneario manifestaron su preocupación. Un residente enfatizó que «el 90% de los ingresos de La Coronilla provienen del turismo».
En el balneario La Coronilla, departamento de Rocha, se desató una controversia tras la compra de un hotel por parte de la Comunidad Terapéutica Bethania, que planea instalar un centro para el tratamiento y rehabilitación de personas vinculadas al consumo de drogas. Los residentes locales expresaron su rechazo, argumentando que la presencia del centro afectará negativamente el turismo, la seguridad y la tranquilidad del balneario.
Vecinos del balneario manifestaron su preocupación. Un residente enfatizó que «el 90% de los ingresos de La Coronilla provienen del turismo» y aseguró que la apertura del centro podría desalentar la llegada de visitantes, lo que tendría un impacto directo en la economía local. Además, mencionó que decisiones como esta podrían agravar problemas existentes en la zona, como los relacionados con el canal Andrioni y el deterioro de las playas.
Otro vecino destacó: «Estamos acostumbrados a que los niños anden libremente en bicicleta por el balneario. Ahora, ¿quién se animará a permitirlo?». También mencionó que algunos contratos de alquiler ya se han rescindido y que el mercado inmobiliario local podría verse afectado.
Si bien los residentes no cuestionaron la necesidad de apoyar la rehabilitación de personas con adicciones, varios señalaron que el balneario no es el lugar adecuado para este tipo de iniciativas. «Ayudar está perfecto, pero colocar un centro de rehabilitación en el medio del balneario nos quita tranquilidad y seguridad», afirmó otro vecino, quien insistió en que el entorno no es compatible con las características del proyecto.
Fernando Frontán, responsable del proyecto, defendió la elección de La Coronilla como sede del centro. Explicó que la comunidad Bethania lleva más de 12 años trabajando en la rehabilitación de personas con adicciones en todo el país y que este proyecto busca proporcionar un espacio de «medio camino», una etapa final de tratamiento que permita a los pacientes reconectarse con la naturaleza en un ambiente tranquilo.
«Sabemos que es un cambio para la comunidad, pero queremos transmitir tranquilidad. Este es un espacio para ayudar y mejorar la calidad de vida de las personas que buscan vivir sin drogas», afirmó Frontán.
