Este 8 de marzo nuevamente millones de mujeres estarán en las calles, más allá del miedo infundido, presentes en todos los espacios donde se sientan convocadas a defender sus derechos, a pelear en avances de igualdad y justicia. Estas conquistas son producto de esas miles y miles de voces, de esas luchas que vienen desde el siglo XIX con organizaciones de mujeres trabajadoras.
Hace ya mas de 136 años, Clara Zetkin, alemana y pionera en la lucha por los derechos de la mujer, decía en el Congreso Obrero Internacional de Paris, el 19 de julio de 1889: “Aquellos que han escrito sobre su estandarte la liberación de todos los que portan rostro humano, no deben condenar a toda una mitad del género humano por medio de la dependencia económica a la esclavitud política y social. Así como el trabajador está subyugado al capitalista, así está la mujer subyugada al hombre; y ella quedará subyugada en tanto no se alze en pie económicamente independiente. La condición obligada para esto, su independencia económica, es el trabajo. Si se quiere hacer de las mujeres un ser humano libre, como miembro de la sociedad en igualdad de derechos, como los hombres, pues no se necesita ni abolir ni limitar el trabajo de la mujer, excepto en determinados casos, casos aparte muy aislados.”
Sin dudas que Zetkin centra la discusión en profundidad ideológica, al colocar como tema central la emancipación de la mujer y en ese mismo Congreso, pronunciaba: “Las trabajadoras, aquellas que aspiran a la igualdad social, no esperan para su emancipación nada del movimiento de mujeres de la burguesía, que supuestamente lucha por los derechos de las mujeres. Ese edificio está construido sobre arena y no tiene ningún fundamento real. Las trabajadoras están absolutamente convencidas de ello, de que la cuestión de la emancipación de las mujeres no es una existencia para sí aislada, sino una parte de la gran cuestión social. Ellas se van con las cuentas totalmente claras sobre ello, que esta cuestión en la sociedad de hoy ahora y nunca más será solucionada, sino después de una remodelación fundamental de la sociedad. La cuestión de la emancipación de la mujer es una criatura del nuevo tiempo, y la máquina ha dado a luz a la misma.”
Este 8 de marzo, las mujeres, al igual que hace 140 años, marchan porque se ven afectados sus derechos humanos, marchan para no estar siempre» bajo sospecha», por los feroces ataques a sus reivindicaciones, marchan contra el «adueñamiento» contra la concentración de poder, contra el aumento de la pobreza.
Todas ellas, en los más diversos territorios, desde el corazón de plazas y calles estarán luchando por una sociedad mas igualitaria y, en definitiva, con mayor calidad democrática.
Reconozcamos en ellas su humanidad y su valor en la construcción de un mundo mejor.
Téc. Univ. Gustavo Chiriff / Frente Amplio
