En un reportaje en el diario El País el día 14 de febrero pasado, este político
salteño en campaña a la intendencia, hablando sobre su gestión al frente de Salto
Grande, insiste en repetir un relato, su relato, cual superhéroe con un toque de
buen samaritano.
Dice, ante una pregunta “ingenua” del periodista, que su gestión fue transparente,
que no hubo corrupción, que fortaleció los fondos para responsabilidad social,
que quedaron más aportes en Salto y se declara responsable/creador de la
recuperación de la Costanera Norte, “…donde se invirtió US$ 1 millón para frenar
la erosión y mejorar el entorno…”.
Después de haber tenido que renunciar a su cargo en setiembre de 2023 debido a
los escándalos que, como nunca pusieron a Salto Grande en los titulares de todas
las (malas) noticias por varias semanas, y haber deteriorado la imagen pública del
Organismo Binacional y por rebote la moral de todos sus funcionarios, este
candidato sigue repitiendo esta fantasía que agrede la inteligencia. Y mucho más
nos agrede a quienes dedicamos muchos años de nuestra vida profesional a Salto
Grande. ¿Cómo puede ser seguir, impunemente, engañando a la gente solo por su
obsesión de ser intendente?
Albisu el transparente
Hacia adentro de CTM modificó normas y resoluciones que solo hicieron más
opaca la gestión, eliminó los accesos abiertos del personal a documentos que
antes eran públicos, movió personal de puestos a los que habían accedido por
concurso solo por ser sospechados de cercanía a la delegación uruguaya del
período anterior, trasladándolos a puestos y tareas donde no tuvieran acceso a la
información; eliminó concursos casi finalizados, sin dar explicación a
participantes externos y consultoras privadas, para colocar en esos puestos
personas a dedo, y un largo etcétera.
Hacia afuera de CTM no fue transparente en los más de 30 ingresos directos de
amigos y correligionarios que no surgieron de concursos o mecanismos de
selección, ni tampoco los más de 20 acomodos o ascensos con mejora en las
remuneraciones de funcionarios allegados, amigos/as o familiares; nunca explicó
por qué decidió otorgarle en forma directa más de diez millones de pesos a la
amiga Fundación a Ganar sin mediar licitación, ni tampoco explicó la justificación
de otras donaciones a privados que a priori llaman la atención, como la
Asociación Rural de Paysandú, solo por poner un ejemplo. Anunció mil y una
“inversiones de desarrollo regional” que vendrían a Salto a dar cientos o miles
puestos de trabajo, pero no se concretó ninguna. Y otro largo etcétera.
¿Cuál transparencia?
Corrupción
Según la definición de la RAE y los criterios de la Junta de Transparencia y Ética
Pública, es fácil encontrar en la gestión de Albisu actos de corrupción. Lo lamento
si parece agresivo.
La designación directa de personas vinculadas políticamente, que directa o
indirectamente generan un beneficio personal y partidario para el candidato,
pagado con dineros públicos o la asignación directa de cuantiosos fondos a
organizaciones privadas que tienen vínculos probados con el partido de Albisu,
¿no son actos de corrupción? ¿no se compran voluntades y se pagan favores de
esta forma? ¿no se trata en forma desigual a los demás ciudadanos salteños y
uruguayos, que podrían ocupar los cargos con las mismas o mejores aptitudes
que los amigos/as?
Las obras en la Costanera norte de Salto y otros recursos para Salto
Decir que estas obras son resultado de la “impronta Albisu”, de volcar más
recursos a Salto que otras delegaciones, es mezquino y falso. Las obras en la
costanera se definieron en la gestión 2015-2019 del Frente Amplio, y se incluyeron
en el financiamiento del BID en el marco del Proyecto de Renovación de Salto
Grande, existe documentación oficial y registros de prensa de la época que así lo
demuestran. Lo que Albisu hizo fue lo que tenía que hacer, o sea, darle
continuidad al proceso y tuvo la suerte de inaugurar una obra que se inició en el
período anterior.
Con respecto a los recursos volcados a Salto tenemos una diferencia conceptual
con el candidato. El va por el asistencialismo, por fomentar los actos personales
para estar siempre en la foto, la vieja política de la gauchada que busca votos a
cambio de favores, pero que a la vez significa desprecio por la gente como seres
pensantes. Nosotros apostamos a menos exposición, pero a más calidad, a
trabajo en conjunto con organizaciones y estado, a fomentar el desarrollo en serio
a través de la capacitación, de buscar y construir proyectos sostenibles. La
Fundación Salto Grande es un ejemplo concreto que dejamos funcionando para
ello.
Final
Lo que queda claro una vez más, es que Albisu no entendió nada. Él fue designado
para dirigir un organismo cuya misión principal es generar y transmitir energía para
casi la mitad del país, gestionar las crecidas y colaborar con la gestión ambiental
del Río Uruguay, trabajar, en serio, la integración binacional y la responsabilidad
social; pero de eso, se olvidó. Destinó su tiempo y recursos a jugar al intendente
paralelo y abandonó los temas importantes del Complejo Hidroeléctrico, dejó en
soledad a los buenos funcionarios de Salto Grande, perdió soberanía frente a la
delegación argentina, cambiando fichas para sus acomodos que perjudican el
buen funcionamiento de la CTMSG; poniendo a Uruguay en una posición
extremadamente débil. Como frutilla de la torta cambió el estatuto del personal,
favoreciendo a los acomodados/as y resolviendo mejoras que beneficiaban
directamente a jerarquías allegadas (Gelpi, Arcieri, Albertoni, etc.). Y aquí también
hay un largo etcétera.
Nunca ha respondido, este médico candidato, a la pregunta de por qué, si está tan
convencido que hizo las cosas tan bien y tiene el apoyo de su amigo Luis Lacalle,
no asistió a la interpelación que la Cámara de Diputados, por primera vez en la
historia de la CTMSG, hizo a los ministros de Relaciones Exteriores y de Economía
y a los delegados del Uruguay. No enfrentó una interpelación que, en todo el
período recibió el PEOR resultado para este gobierno. Prácticamente toda la
Cámara (95 en 97 diputados) desaprobó su política de personal, exigiendo la
renuncia de todos los ingresos truchos y la mayoría exigió la renuncia de toda la
delegación del Uruguay. Un bochorno. El candidato prefirió escapar antes de dar
respuestas.
Albisu demostró que ha sido incapaz de dirigir y gestionar Salto Grande,
haciéndole mucho daño al organismo, su personal y al país, de eso no tengo duda,
¿tomaremos el riesgo de darle el poder de gestionar lo público?
18 de febrero de 2025
Gabriel Rodriguez Fleitas
CI 35754208