Sergio Secinaro
fuente : cronicasdeleste.com.uyÚltimamente en nuestro país se han puesto de moda los contratos confidenciales y no sólo los contratos, vuelan por todos lados en el estado uruguayo, las cláusulas de confidencialidad y esto se ha tornado una peligrosa moda, que propaga el oscurantismo sobre el quehacer público.
No hace falta hacer ningún constitucionalista, para darse cuenta que los contratos confidenciales que hace el estado, son totalmente inconstitucionales. Es que los mismos vulneran el derecho de saber de los gobernados y atentan contra las máximas de un estado republicano.
No es posible que mediante la confidencialidad, el estado a través de sus gobernantes, se encierre entre cuatro paredes, a negociar con el futuro de nuestro país, incluso hipotecando el mismo, muchísimos gobiernos por delante. Hace poco tiempo estalló la polémica en el Uruguay con respecto al contrato confidencial que hizo de nuestro gobierno con la empresa Katoen Natie, donde por cinco décadas, se le hace un contrato que la liga al estado uruguayo para usar el puerto de Montevideo. ¿Bajo qué autorización un gobernante puede negociar 10 períodos de gobierno para adelante? Y lo peor de todo, que no se sepa el contenido de lo que obliga a las partes. Es algo totalmente inadmisible, que no tiene sentido, que realmente es un abuso por parte de los políticos de nuestro país.
Y lo peor de todo, es que lo están aplicando todos los partidos políticos, porque tampoco me olvido, cuando el Frente Amplio hizo una negociación confidencial y posterior contrato con la empresa pastelera UPM. En aquellas épocas Luis Lacalle Pou se oponía a esto, pero ahora que es el Presidente, hace exactamente lo mismo que criticaba antes.
Se puede entender que haya cláusulas secretas sobre determinadas empresas del estado, que sigan una estrategia de marketing, por ejemplo, pero no pueden haber secretismos sobre obligaciones que vamos a terminar pagando todos los habitantes de este país con nuestros impuestos.
¿Cómo puede ser que el estado uruguayo haga un contrato secreto con un privado y no informe el contenido a sus gobernados? Es violar la esencia de la separación de poderes y es burlarse del Pueblo que los puso en ese lugar.
Además está moda es vigente por todas partes del estado uruguayo y para muestra voy a poner un ejemplo: hace poco tiempo le pedimos informes a la intendencia de Maldonado, para saber los medios de comunicación que contrató para la campaña de tributos 2022 y nos contestó que eso era información confidencial. ¿Información confidencial saber en cuáles empresas invirtió en publicidad una intendencia? ¿Pero dónde estamos parados? Resulta que ahora cualquier intendencia de cualquier rincón del país u oficina burocrática del estado, cuando un ciudadano le hace un pedido de informes, le encaja una cláusula de confidencialidad y listo. Se terminó. Hasta aquí llegamos con la información. ¿Cómo es esto?
Por algo en un sistema republicano se vota a un parlamento y si un parlamentario, porque si siquiera ellos pueden controlar el contenido de esos contratos del estado uruguayo, si la cosa es tan así de grosera… ¿Qué podemos esperar de un simple ciudadano que quiere saber en qué se van sus impuestos? ¿No tenemos derechos a saber? Ojo, que esos contratos, que muchas veces se disfrazan de inversiones, llevan una contrapartida enorme en dinero por parte del estado uruguayo, dinero que no lo tiene y sale a pedirlo internacionalmente. Esto quiere decir que con estas negociaciones los uruguayos nos estamos endeudando. Por allí tenemos el ejemplo del tren que hay que hacerle a UPM, que nos sale a todos decenas y decenas de millones de dólares.
No estamos tratando de pequeños gastos, sino que estamos hablando de saber las obligaciones multimillonarias que contraemos nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos, con empresas privadas, que como son privadas, evidentemente que persiguen un lucro y nosotros, los ciudadanos, tenemos el derecho pleno de saber el contenido de esos contratos. Contratos ilegítimos, realizados a espaldas del pueblo, que no sabemos si muchas veces no esconden intereses espurios; porque toda cosas secreta da lugar a la sospecha.
Es hora de que la ciudadanía tome conciencia de estas cosas y se oponga en forma firme, a esta clase de abuso que están cometiendo impunemente los políticos de nuestro país.
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