Fue lo que aconsejó la señora Ponce de León cuando un periodista le preguntó: ¿Quién pagó el pasaje?
Hace un par de semanas la Presidencia de la República reconoció, en un pedido de acceso a la información pública realizado por periodistas de la diaria, que el gobierno había dispuesto el pago de aproximadamente 11.000 dólares para solventar un pasaje en clase ejecutiva de la Sra. Lorena Ponce De León, esposa del presidente de la República.
Resultando que la misma no es funcionaria pública y que no posee rango de ministra ni subsecretaria, no corresponde que se pague el pasaje ni que el mismo sea en clase ejecutiva, aunque sea la esposa del presidente.
El hecho es conocido y la mentira que semanas atrás hiciera la mencionada señora diciendo que el pasaje había sido pagado por Emiratos Árabes es un hecho deplorable pero menor -digamos- que anecdótico.
Pero no es menor que Presidencia haya pagado el pasaje, aunque el hecho no tuvo una gran repercusión.
A mí me parece que es un hecho de apariencia delictiva porque constituye, en mi modesta opinión, un abuso de funciones.
Me llama la atención que la Fiscalía no haya actuado de oficio porque tuvo trascendencia pública y que ningún legislador frenteamplista se haya acercado a un juzgado a denunciar el hecho.
“¿Y que querés?” -me dijo un operador judicial, con un sutil sentido del humor- “Es el Presidente. Nadie le va a hacer un juicio político por un acto de amor”.
No obstante la tolerancia, pagar el pasaje de la esposa a Dubái en primera clase con dinero del Estado parece una desviación de conducta impropia de un presidente que ganó las elecciones con el ingenioso recurso de anunciar que se acabó el recreo.
Esta semana viajó de nuevo a buscar mercados e inversores al desierto y quiero creer que el pasaje lo pagó con su sueldo el presidente.
Los gastos de la misión oficial deben haber sido importantes, tal vez cuantiosos, a juzgar por la mesa en que sirvieron la cena de honor, la iluminación de la torre del hotel durante unos minutos, que dicen que costó SU$ 70.000, los pasajes -tal vez unos cuántos en primera clase- de una nutrida delegación, hoteles, viáticos, el cordero, la mayonesa y los veinte platos de aderezos.
Me imagino que habrán tirado una red en un cardumen de merluza azul, porque si fue solamente un paseo exótico a la Exposición Universal o una ocasión para que Loly estrene un vestido nuevo, somos unos reverendos pelotudos.
fuente : carasycaretas.com.uy