El abismo existe
La Real Academia Española, regente de la lengua de base castellana que hablamos, tiene varias acepciones de la palabra abismo, válidas a los efectos de estos comentarios. Leamos algunas : « *Profundidad grande, imponente y peligrosa, como la de los mares, la de un tajo, la de una sima, etc.» «**Realidad inmaterial inmensa, insondable o incomprensible.» «***Maldad, perdición, ruina moral.»
El abismo como profundidad imponente y peligrosa, y el abismo como realidad inmaterial inmensa, que resulta incomprensible, se avienen a estas líneas. También el abismo como ruina moral. Esas acepciones del diccionario, interpretan el fenómeno actual que convoco a combatir, sin bajar los brazos. Como país, estamos al borde o cayendo en un abismo, hace poco tiempo impensable. A la realidad vayamos.
En Uruguay (y quizás en otros países sin guerra) la vida está girando en torno a la violencia individual, colectiva, física, intelectual, corporativa. Claramente la formalización judicial del jefe de la custodia del presidente de la república, con pruebas contundentes, es un empujón violento para que la confianza institucional por lo menos, tambalee. Si quien debe cuidar la vida del conductor de un país (elegido por él mismo), usa una oficina en Casa de Gobierno para planear y concretar delitos contra la nación, es un acto de violencia: es tirar con los brazos atados a la seriedad nacional, para que ruede cuesta abajo, al abismo. Posiblemente es una situación límite, pero ¿qué decir del proceso de selección para tan importante función? Si la hubo fue deficiente, nadie pensará que fue intencional. Si, fue voluntaria la designación de un jefe de Policía, que en estos días fue sancionado por la justicia que él debía proteger…
La cercanía con el abismo no es de esta semana. ¿Qué valoración tiene el retroceso gubernamental en la lucha contra el tabaquismo? Quizás la decisión de Luis Lacalle Pou de flexibilizar la imagen de la campaña contra el veneno del tabaco, a pedido de la empresa que lucra con él, es aún más grave que la designación de un jefe de seguridad con antecedentes policiales negativos. Aflojar en la lucha contra el tabaquismo, es algo así como un pasaporte para retornar al consumo enfermante. ¿Pasaporte? Entre el custodio formalizado y la guiñada a la empresa de tabacos, anduvo el otorgamiento de un pasaporte uruguayo a un delincuente preso en Asia por llevar documento paraguayo falso. Nada inventado; todo verdadero, todo reconocido, todo responsabilidad del presidente de la República, que es el titular del Poder Ejecutivo en cuyo nombre actúan ministros, secretarios y embajadores.
Si, existe el abismo. Quienes no quieran entenderlo, rodarán por él y nos arrastrarán a todos. Eso es lo grave, que el Pueblo dedicado a sobrevivir con malos sueldos y jubilaciones, se despierte despeñándose barranca abajo sin quererlo. Siempre se puede reaccionar, antes de morir con los ojos abiertos: sólo hay que usar la cabeza y no andar con anteojeras o con tapones en los oídos. Nadie es dueño de la verdad, por más presidente, doctor o archiduque que sea. Si te dicen que todo está bien, pero funcionarios que vos pagás, usan su sueldo para traficar delito o hacer vista gorda, ¡reaccioná, tenés derecho! Pensá que está mal, aunque quien cometa el ilícito o quien lo nombró, te haya prometido vivir mejor con un sueldo del Estado.
Lo grave es que ahí puede empezar a pesar el otro abismo, el del pensamiento, que no nos permita discernir entre lo bueno y lo malo. Por algo, quienes dirigen hoy la cosa pública hacen tanto esfuerzo por minimizar la educación, por restarle recursos, por juzgar a quienes se resisten a doblar la rodilla y tratan de pensar y de invitar a pensar. No es casualidad que quienes nos han ido llevando al borde (o al fondo) del abismo traten de, por ejemplo, quitar el cogobierno a la Universidad Tecnológica, procurando apartar de las decisiones a docentes y estudiantes.
Pensalo. Por algo los ex Consejos de Primaria, Secundaria y UTU, se han transformado en direcciones unipersonales designadas por el Poder Ejecutivo.
Pensalo. Por algo los conductores de la nueva matriz de país con dirigentes y dirigidos obedientes, tratan de que haya la menor cantidad de ámbitos de discusión; toman las decisiones de cambio en su sentido ideológico, sin abrir la puerta a la construcción colectiva. ¿Hay intelectos de primera y de segunda? ¿Se trata de señores y vasallos?
Pensalo.
El abismo insoldable e incomprensible del pensamiento tiene a diario manifestaciones. ¿Qué impulsó la destrucción de la popular estatua de Luis Suárez en Salto? No fue el fanatismo deportivo, fue un revolcón en el abismo del pensamiento de algunos, que se colectivizó; ejemplo de materia prima para manipulación de conciencias.
Esa profundidad insondable es humana, no corresponde a una ideología política, pero puede ser utilizada para ejercer el dominio sobre una masa que no quieren que piense: hoy por un deporte, mañana por un terreno, pasado por el poder… No es ningún descubrimiento; la realidad está poblada de ejemplos, de ayer y de hoy. Quienes hemos sido educados para el respeto del estado de derecho (todos los uruguayos sin excepciones), y el país nos ha entregado herramientas intelectuales y prácticas para vivir en democracia, somos responsables de no conducir al abismo. No alcanza con pensar «yo no robo, no engaño, cumplo mis obligaciones»; eso es apenas el comienzo. Si no queremos rodar por el abismo debemos tratar de que la mayoría no caiga en él; tenemos la obligación de prender luces en las conciencias, de ayudar a pensar, con el ejemplo y con la prédica; de lo contrario puede ser tarde cuando reaccionemos. Este no es un tema de colores políticos: es un asunto de conciencia; buenos, malos y regulares habemos en todos lados; si no nos importa quien está al lado, cuando éste nos caiga encima, será tarde para arrepentirnos.
Los manipuladores del abismo del pensamiento pueden infiltarse en todas las líneas políticas. Desconfiá de quien no te convoque a pensar, a discutir, a elaborar ideas… a trabajar, y te invite a una vida fácil…Por alguna razón insistimos en que hay personas que quieren cambiar la matriz del país, subyugando a quienes quieren pensar.
Si tratan de convencerte con acomodos y amiguismos, diciendo que su mensaje es de izquierda, te mienten; sólo se disfrazan de izquierdistas…
Ramón Fonticiella es Maestro, periodista, circunstancialmente y por decisión popular: edil, diputado, senador e intendente de Salto. Siempre militante.
UyPress – Agencia Uruguaya de Noticias