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lunes 24 marzo 2025
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El labertinto que creó Ruglio y hundió a Peñarol

El 2024 fue de ensueño para Peñarol. Las semifinales de la Copa Libertadores fueron el broche de oro para una temporada magnífica, que terminó con la obtención del Campeonato Uruguayo, el cual ganó de punta a punta.

El Carbonero fue campeón del Torneo Apertura de forma invicta, con 13 triunfos y dos empates en 15 presentaciones. Convirtió 31 goles y recibió solamente siete.

Después llegó el Intermedio, ese torneo tan esquivo para el Mirasol, que no fue la excepción. Perdió la final ante Nacional, pero ganó su grupo con 14 unidades, producto de cuatro victorias, dos igualdades y una caída; anotó 10 tantos y recibió cinco.

Peñarol se quedó también con el Clausura, esta vez con 38 puntos. De los 15 partidos, ganó 12, empató dos y perdió solamente uno, con 32 goles a favor y cinco en contra.

De esa forma, cerró la temporada con 93 puntos en la Tabla Anual, producto de 29 triunfos, seis empates y tan solo dos derrotas, con 73 goles a favor y 17 en contra.

Los números indicaron que, en todo el año, dejó por el camino solamente 18 puntos.

Estas estadísticas distan mucho de las actuales, ya que Peñarol tuvo un comienzo de Apertura para el olvido. De los 21 puntos que disputó, ganó solamente seis, producto de un triunfo y tres empates. Ya suma tres derrotas, una más que en todo el 2024.

En este primer torneo corto del año, ya perdió 15 puntos, tres menos que en toda la temporada pasada. En cuanto a los goles, convirtió seis y recibió 10.

Pero si sumamos también los partidos de pretemporada y de la Supercopa Uruguaya, el inicio de año de Peñarol se resume en un triunfo, cuatro empates y seis derrotas, con nueve goles anotados y 17 recibidos, ya la misma cantidad que en todos los partidos del campeonato pasado.

Ahora bien, para todo hay una explicación. Como la gran mayoría de los periodista deportivos no son de fiar porque responden a corporaciones, lo único se se sabe es que la hinchada mirasol insulta una y otra vez a jugadores, al presidente del club y ya se escuchan voces fuertes contra el entrenador Aguirre.

La genésis de la anomia del plantel carbonero tiene una sola razón. El negociado que lideró Ruglio por 7 millones de dólares para que Leo continuara en el club.

El manejo de tanto dinero es ya sinónimo de sospechas de los hinchas de Peñarol que ven a su presidente viajando por todas partes, a un técnico que no sabe qué hacer, y a un jugador millonario que no rinde nada.

Sabido es que la FIFA, como la Conmebol, son Estados aparte en los cuales la corrupción campeó en varias oportunidades con escándalos por todos conocidos.

En cualquier momento se sabrá el estado de finanzas real del club aurinegro y no sería de estrañar que estallle en la cara de Peñarol.

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