P AN DE AZUCAR, Uruguay – Entre una variopinta colección de animales de granja rescatados, cuatro caballos pastan pacíficamente en una granja en las afueras de la capital uruguaya, Montevideo, felizmente inconscientes de que habían escapado por poco del tajo.
Uruguay, un país donde los caballos no se consideran alimento sino compañeros, ha visto un aumento en las exportaciones de carne equina, lo que ha impulsado esfuerzos para rescatar caballos destinados al matadero.
En 2020, la pequeña nación sudamericana fue el séptimo mayor exportador de carne de caballo, según el sitio de datos económicos de la OEC, con Bélgica, Rusia, Francia y Japón entre los principales importadores.
La mayoría de las decenas de miles de caballos de carreras, deportivos y de trabajo de Uruguay terminan en el plato de alguien en algún otro lugar del mundo después de que se lesionan, envejecen o sus dueños simplemente ya no pueden cuidarlos.
Los caballos uruguayos no se crían para la carne, sino que se usan en carreras o doma y en granjas, a menudo por gauchos ganaderos que prefieren viajar por las llanuras cubiertas de hierba a caballo en lugar de en automóvil.
En Pan de Azúcar, a unos 115 km al este de Montevideo, los caballos destinados al matadero encuentran una segunda oportunidad en la finca del señor Juan Pablo Pío.
Por ahora, él es el anfitrión de cuatro caballos que fueron comprados por la ONG Santuarios Primitivo, quienes sacaron los animales de un camión que se dirigía a uno de los tres mataderos equinos de Uruguay y los llevaron a su granja.
“Han venido a vivir lo que les queda de vida aquí”, dijo Pio, quien describió su misión como “hacer las cosas porque son correctas y no porque sean rentables”.
“Su única misión… es existir”, agregó sobre los recién llegados de cuatro patas.
Mr Pio también tiene un pollo rescatado, un burro, un cerdo y una vaca.
engordado
Santuarios Primitivo fue creado hace tres años por D. Pablo Amorin y Martin Erro, amigos vinculados al mundo ecuestre.
Desde entonces, han salvado unos 250 caballos y les han encontrado nuevos hogares en docenas de granjas en todo el pequeño país sudamericano.
Amorin dijo a la AFP que su equipo contacta a los pastores que recolectan caballos no deseados de todo Uruguay para engordarlos y venderlos para el matadero.
“Intentamos ir a los mataderos, pero no nos abrían las puertas para que les compráramos (caballos)”, dijo.
“Entonces, dirigimos nuestra atención a… los ‘tropilleros’. Cuando tenemos dinero o espacio para comprar y adoptar caballos, hablamos con los pastores y les decimos: ‘Cuando llegue el próximo envío, queremos cinco caballos para Nosotros mismos’.»
Muchos de los pastores están felices de ayudar, dijo Amorin, y a veces incluso les piden a los rescatistas que tomen un caballo en particular al que se han encariñado entre los condenados.MÁS SOBRE ESTE TEMA
‘Animales nobles’
Uruguay es un país ganadero: la carne vacuna es su principal producto de exportación y hay más de tres vacas por cada uno de los 3,5 millones de habitantes del país, el número per cápita más alto del mundo.
En cuanto a los caballos, hay uno por cada siete habitantes, según la Asociación Uruguaya de Veterinarios Equinos, cerca de medio millón.
En 2021, el país sacrificó 58.152 caballos, según el Instituto Nacional de la Carne INAC de Uruguay, un 61 % más que en 2020 y la cifra más alta en una década.
El volumen de exportación de carne de caballo de Uruguay aumentó por ciento en 2021, valorado en unos US$28,8 millones (S$38,8 millones), dijo el INAC. En 2022, las exportaciones aumentaron aún más.
La carne es barata en Uruguay, y para un uruguayo comer carne de caballo sería un sacrilegio. Pero el hecho de que sus caballos se estén comiendo en el extranjero es un incómodo secreto a voces.
“El caballo tiene un valor simbólico en nuestra cultura”, dijo a la AFP el antropólogo Gustavo Laborde.
En Uruguay se dice que “la patria se hizo a caballo”, agregó.
Sin embargo, por mucho que se considere al caballo como un «animal noble», había un elemento de «hipocresía» en negarse a comer carne de caballo mientras se hacía de la vista gorda ante la vida laboral a menudo dura de los animales, después de lo cual «la gran mayoría de los caballos terminan». en el refrigerador” de todos modos, dijo Laborde. AFP
Fuente : straitstimes.com
