La joven coloniense Milagros Costabel Bionda, que está estudiando en Harvard (EE.UU.), no sólo vence la adversidad de ser ciega en un lugar nuevo para ella, sino que ademá contrajo coronavirus y en su cuenta de twitter el pasado 11 relata las dificultades y la solidaridad del personal del comedor universitario.
Desde mediados de 2021, Milagros de 19 años de edad, está estudiando Ciencias Políticas becada en la Universidad de Harvard, en la ciudad de Cambridge, Massachussets, Estados Unidos. Es ciega de nacimiento, por primera vez salió de su Colonia del Sacramento natal, para estudiar lo que se propuso y su gran inteligencia le permite. Un lugar muy distinto al suyo y sin nadie conocido a su alrededor.
Milagros en Harvard
Cuando contrajo Covid no pensó me vuelvo a Uruguay ante lo mal que me siento o lo mal que estoy pasando, por el contrario agradece a quienes le tendieron una mano, no fueron los compañeros estudiantes, ni las autoridades de la universidad, los solidarios. Su relato en Twitter:
Hace tiempo ya les conté lo genial que es la gente del comedor en Harvard. En un lugar en el que a veces la administración (N. de R. de la universidad) no es de lo mejor, ellos siempre me demuestran que al final siempre hay alguien mirando por vos…y esto fue aún más crucial en estos días con Covid.
Tuve momentos en los que levantarme e ir al baño parecía dificilísimo. Hice fiebre, tosí como nunca (y todavía lo hago) y la verdad es que por algún motivo todos los síntomas me pegaron súper fuerte. Ir al comedor, que está a 5 minutos de mi residencia, parecía imposible.
Para la comida esperaban que yo fuese a buscarla, aun teniendo en cuenta lo mal que me sentía y la posibilidad que había de que yo contagiase al resto de trabajadores. Alguien que ve puede agarrarla e irse, yo necesito que alguien me diga donde está (N. de R. la comida).
Si no podía ir al comedor, la otra solución que me dieron fue pedirle a alguien (compañeras de cuarto, amigos) que me ayudasen con todas las comidas. Decidí escribir al staff del comedor, para ver si podían dejar algo más o menos listo para que algún amigo lo fuese a buscar.
A partir de ese momento, y sin que yo lo pidiese, todos los días tenía desayuno, almuerzo y cena…en la puerta de mi cuarto. Yo conozco a muchos de ellos (N. de R. personal del comedor) porque cuando voy a comer siempre terminamos hablando, pero nunca pensé que fuesen a hacer algo así.
A las 8 de la mañana, casi sin falta, llegaba alguien con el desayuno- normalmente una combinación de huevos, waffles, tostadas francesas y alguna cosa rica que tuviesen a la vuelta…ayer había una torta de manzana impresionante y hoy unos cuadraditos rellenos de fruta.
Al principio me alcanzaban té, pero ahora me traen uno de esos termos enormes con agua caliente y aparte un montón de tés, limón y miel para que me los pueda hacer yo.
También me traen las comidas normales -siempre con postre- y mi cuarto está repleto de snacks (pretzels, papas, yogurt, cereales) porque siempre agregan cositas extras en las bolsas…hasta extra papel higiénico y pañuelos un día!
Una nota sobre los postres: además de galletas (un montón, desde chocolate hasta avena) también comí cheesecake, una torta de chocolate genial, otra con frutillas, tiramisu, un arroz con leche con mango…
Ayer (10 de febrero) estaba en mi cuarto y golpean la puerta…era alguien del staff con una conservadora, un montón de hielo, otro montón de comida y muchas cosas para tomar. Yo no tengo heladera, todavía. No se imaginan mi emoción al ver todo eso.
Estar lejos de casa no es fácil, y cuando no tenía Covid pasar tiempo con ellos era una de las cosas que más disfrutaba del día. Hoy, después de todo esto, no tengo palabras para agradecerles por todo lo que han hecho por mí.
Quería contarles esta historia porque además de lo que significa para mí, veo que en muchos casos está el mito de que estos lugares, por el nombre, son mejores que otros. Ésta es la muestra de que a veces la gente que nadie ve es la que hace que esto sea así.
No puedo esperar para agradecerles a ellos en persona. No sólo se aseguraron de que no pasase hambre en un momento así, también me hicieron sentir un poquito en casa en un momento en el que era eso lo que extrañaba y necesitaba más.
“Se está recuperando”
Su mamá. María Bionda. ante consulta de EL ECO señaló el miércoles 16 “Milagros está retonrando a algunas actvidades, se siente mejor. Se está recuperando”, señaló desde Colonia del Sacramento donde vive con su hijo de 10 años y su esposo, todos pendientes de Milagros, pero confiando en su fortaleza.
Por lo expuesto Milagros volvió a sus habituales jornadas de estudio.
fuente : elecodigital.com.uy