Mintió Santiago González, también mintió Luis Alberto Heber, como antes mintieron Germán Cardoso, Rodrigo Ferrés y Enrique Antía. Aunque hay algunos y algunas que han hecho de la mentira la base de su accionar.

Por Carlos Peláez

Muchos analistas sostienen que las informaciones falsas, lo que ahora se denomina fake news, se extienden a una mayor velocidad que las verdades.

No son pocos quienes aseguran que a la gente, en general, no le interesa la verdad, sino confirmar lo que ya creen.

Probablemente una combinación de ambos asertos haya calado tan hondo en algunos gobernantes, que no sienten ningún pudor en mentir descaradamente.

Es cierto, cuentan con la cobertura que les otorga cierta forma de impunidad. 

Sin embargo, hay algo con lo que no cuentan: siempre hay alguien dispuesto a dejarlos en evidencia. Que no quiere decir acabar con su carrera política. Esto es harina del costal ciudadano. 

Algo así es lo que está ocurriendo en este Uruguay. Veamos algunos ejemplos.

Mintió González

El pasado 2 de mayo el periodista Eduardo Preve reveló en M24 que Santiago González, entonces director de Convivencia Ciudadana del Ministerio del Interior, “había retirado medicamentos y se había atendido en el Hospital Policial”. Mostró los tickets.

Ese mismo día González recurrió a las redes sociales para desmentir la información asegurando que “no solo era falsa, sino también parte de un plan más amplio”, aunque no explicó a qué se refería.

Reconoció que “si bien su información personal aparece en una supuesta receta de medicamentos extraídos del Hospital Policial, no autorizó ni recibió ningún fármaco de dicho centro médico” y aseguró que “probablemente fue el resultado de un robo de identidad, y que se debería iniciar una investigación para determinar la verdad”.

“Si yo pongo tu número de cédula, me va a dar lo mismo que aparece. Y eso se imprime. Quien realmente digita, descifra, aprueba o desaprueba es la farmacia, y esos números no se utilizaron en la farmacia ni tampoco se usó mi cédula”, dijo González en declaraciones a El País. También negó haber agendado una consulta con un especialista el año pasado. “No hay tal consulta”, dijo y continuó: “Yo tengo la verdad. Y se lo demuestro a cualquiera; vamos a ver las cámaras del Hospital Policial, a ver si yo estaba ahí”.

Consultado sobre si pensaba presentar denuncia por difamación, contestó: “Veremos”. “Soy una persona de bien, no soy un delincuente para que me anden haciendo estas cosas”, afirmó.

El jerarca también fue interrogado sobre si, más allá de este caso, utilizó alguna vez el Hospital Policial. Su respuesta fue: “¿A vos te parece esto, en serio?”.

González se permitió criticar a quien lo había denunciado: “Eso no es periodismo”, enfatizó

Pero una semana después reconoció que “se atendió en el Hospital Policial ante un dolor lumbar, para el que le suministraron un inyectable de Oxab12”.

“A mí se me quiso incriminar en otra cosa. Me tiene harto el tema”, dijo y aseguró que para él “hay una maniobra en su contra porque desde que empezó mi gestión, he recibido denuncias porque hay gente que no quiere que esté donde estoy. Desde hace 37 meses que hay gente que está buscando constantemente cosas de mí. Han hecho informes, han hecho denuncias y sé que van a seguir diciendo cosas”, sostuvo.

Dos días después renunció al cargo porque tanto el ministro del Interior como el presidente ya sabían que González había recibido atención en policlínica de distintas especialidades en cinco oportunidades, entre 2020 y 2021, mientras que recibió asistencia del departamento de Emergencias en dos ocasiones. También había retirado medicamentos en seis ocasiones: en abril y febrero de 2021, y en agosto, octubre y dos veces en diciembre de 2020, según la respuesta a un pedido de acceso a la información realizado por El País.

Según el programa Santo y Seña, el ex jerarca también había acosado sexualmente a cuatro funcionarias policiales que no hicieron la denuncia por “sentirse atemorizadas o por haber sido coaccionadas”.

González ya había sido denunciado por la exsubdirectora técnica del INR Milena Más, el excoordinador de personas migrantes en cárceles Martín Correa, el exdirector de Punta de Rieles Omar Vera y organizaciones de la sociedad civil como Nada Crece a la Sombra, la Asociación de Familiares de Víctimas del Delito y Ombijam, según recordó la diaria.

El miércoles pasado el Ministerio del Interior informó que denunciará ante la Justicia al exdirector de Convivencia Ciudadana por el uso indebido que hizo del Hospital Policial.

La mentira de González duró menos que un lirio. Pero no cayó porque estuviera mal lo que hizo, sino porque sus mentiras quedaron al descubierto pese a que el ministerio ensayó varias defensas falsas para protegerlo.

Mintió Heber

Apenas conocida la renuncia de González, el ministro del Interior, Luis Alberto Heber, lo respaldó: “No me parece un abuso que utilice el Hospital Policial”, dijo.

Pero seis días después anunció que lo denunciará ante la Justicia “por uso indebido” del referido centro hospitalario.

Un día antes de la renuncia, el Ministerio entregó a los periodistas el resultado de una investigación administrativa urgente en la que se concluía que “si bien se retiraron órdenes a su nombre de los “tótems” del hospital, los medicamentos no fueron retirados de la farmacia”.

El informe nada decía si había retirado medicamentos por los menos en 6 oportunidades entre diciembre de 2020 y octubre de 2021. Además de haber recibido atención médica en muchas oportunidades, según información proporcionada por el propio centro hospitalario.

No es la primera vez que las investigaciones administrativas urgentes ordenadas por Heber terminan con resultados falsos. Ocurrió cuando se denunció que había varios jerarcas policiales investigados por sus vínculos con Alejandro Astesiano.

En esa oportunidad “la investigación urgente” determinó que “ninguno de los oficiales mencionados había cometido irregularidades”. Poco después renunció el subdirector Nacional de Policía, Héctor Ferreira -uno de los indagados por Fiscalía-, en tanto Jorge Berriel, subdirector ejecutivo, fue removido del cargo y posteriormente formalizado por la fiscal Gabriela Fossati.

Heber y el subsecretario Guillermo Maciel mintieron en el Senado cuando fueron interpelados por el caso del pasaporte entregado al narcotraficante Sebastián Marset. Ambos dijeron no saber quién era.

Pero meses antes, en noviembre de 2021, Maciel le había advertido a Carolina Ache, subsecretaria de Relaciones Exteriores, sobre lo peligroso que era “el narco Marset” y que “sería terrible entregarle un pasaporte”.

Mintieron Ferrés y Cardoso

Durante la interpelación realizada en el Senado por el caso Astesiano, el prosecretario de Presidencia, Rodrigo Ferrés, responsable jerárquico del servicio mintió al afirmar que “Astesiano no era el jefe de la seguridad”.

Pero enseguida quedó en evidencia cuando el senador Alejandro Sánchez exhibió un documento firmado por Ferrés en el que identificaba a Astesiano como “jefe de la Seguridad Presidencial”.

Para alejar cualquier duda, con el mismo cargo lo identificó la fiscal Fossati cuando lo formalizó.

Un año antes el que había mentido era el destituido ministro deTurismo, Germán Cardoso, en la comisión investigadora de Diputados que analizaba su gestión.

Al ser interrogado sobre como había llegado al ministerio Elbio Rodríguez, el exjerarca y ahora diputado reconoció que eran amigos y, como tal, lo había invitado cuando asumió, pero no era asesor.

¿Qué hacía entonces alguien que no tenía vinculación formal con el Estado, más que la reconocida amistad con el ministro? ¿Por qué razón tenía acceso a información oficial reservada?

Ambos negaron que Rodríguez fuera funcionario, sin embargo, hasta oficina tenía. Y peor, luego se supo que tuvo acceso a muchísima información ministerial y fue parte del denominado “grupo Roma”, creado por Cardoso para realizar compras de publicidad por fuera de el organigrama vigente en el ministerio.

Así comenzó el negocio con la empresa Kirma, que investiga el fiscal Gilberto Rodríguez y podría culminar con una formalización por estafa.

Hubo un incidente anterior y más grave. Cuando el exdirector de Turismo Martín Pérez Banchero relató al semanario Búsqueda una serie de irregularidades vinculadas a los procesos de compra de publicidad, señalando la presencia del prestamista Elbio Rodríguez, enseguida Cardoso pidió una reunión al presidente Luis Lacalle Pou y le llevó expedientes, asegurando que “allí estaba todo”. Pero no estaba todo.

Una vez más había mentido y el presidente lo sabía. Para no afectar a la Coalición de gobierno, Lacalle visitó en su domicilio a Julio María Sanguinetti, secretario general del Partido Colorado, para expresarle su intención de destituir al ministro de Turismo, algo que ocurrió ese mismo día.

Miente Antía

Fiel a su estilo “amable y cordial”, el intendente de Maldonado, Enrique Antía, dijo el pasado fin de semana que “se van a morder la lengua todos los que dijeron que nunca se construiría el proyecto Cipriani”.

El intendente, más parecido a un responsable de marketing, anunció que “la obra del hotel estaría terminada en el año 2025”, es decir dentro de dos años.

Pero en el folio 260 del expediente 426/3/2018, aprobado por la Junta Departamental y en el que se sustancian todos los permisos de obra, figura un cronograma de obras con plazos muy diferentes a los anunciados por el intendente.

Los técnicos de la obra establecen un plazo de 6 meses para la construcción de un “muro colado”; 5 meses de movimientos de suelo, 8 meses de fundaciones, 7 meses para levantar el hotel, 5 meses para el casino y 8 meses para “el podio”. En total, 39 meses sin contar eventos meteorológicos, posibles conflictos o normales atrasos de obra. Es decir, esta parte de la obra estaría pronta en el año 2027.

Antía no aventuró confirmar cuándo estarían prontas las tres torres, entre ellas una de 320 metros de altura, que son parte del proyecto.

Sin embargo, la mención al año 2025 no es ociosa. Hace 5 años que el proyecto Cipriani se viene agitando por parte de la intendencia. Recién hace dos meses se aprecia algún movimiento de obra.

Pero le sirvió a Antía en su campaña reeleccionista de 2020. Y si se inaugurara dentro de dos años, también servirá a la campaña electoral de su candidato, ya que él no puede ser reelecto. Dentro de 4 años ya no sirve.

Fuente : carasycaretas.com.uy

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *