El vocablo castellano «feria» pertenece al lenguaje cotidiano del Uruguay. Lo aclaro porque no quiero que se entienda que lo uso en forma despectiva al hablar de los candidatos políticos. En el español castizo «feria» es la designación de un «mercado mayor que el común, en paraje público y en días señalados». Ningún sentido peyorativo. Tampoco lo tiene su antecedente del latín: «fiesta». Lo he aclarado porque podría pensarse que estoy denostando lo relacionado con los postulantes partidarios a cargos electivos. Todo lo contrario, creo que es bueno reconocer que ya estamos en un momento de «oferta de postulantes»; por tanto, referirse a ella es parte de la realidad política. 

Mi enfoque del asunto es fruto de la observación de la situación de la región en que vivo, la de Salto, parte del interior profundo del país. No conozco otras realidades en profundidad, por tanto, me circunscribo a mi departamento, y a una visión a vuelo de pájaro de la situación de candidaturas presidenciales.

Respecto de lo presidencial, tengo la impresión de que hay partidos en los que la «feria» se mueve con menos ofertas, o que ni siquiera las han presentado. Las razones pueden ser múltiples: porque hay pocos posibles postulantes, porque son estructuras muy dependientes de acuerdos extra partidarios, porque se manejan con mayor cautela y confidencialidad, porque esperan movimientos de otros, en fin, multicausalidad.

Quien tiene más avanzadas las cosas parece ser el Frente, pero quizás no sea tan así. Su feria tiene dos ofertas concretas (Orsi y Cosse), pero por más cantados que estén, deben ser aprobados por el Congreso partidario. El nombre de Bergara está anotado, pero debe pasar formalmente por la postulación de la Convocatoria Seregnista. El nombre del intendente Lima, me parece más una señal de presencia, que una postulación fundamentada.

La imagen de la feria se da en lo departamental, por lo menos en Salto. Hay candidaturas que se anuncian desde hace tiempo, aunque los posibles postulantes a diputaciones e intendencia ni siquiera sepan cuál será el programa de gobierno de sus respectivos partidos, ni esté muy claro quién los ha pre candidateado. Llama la atención que haya «tantos pibes para pocos trompos», pues sabido es que el departamento, de acuerdo con la cantidad de posibles votantes, como máximo podrá tener cuatro diputados. Los nombres se manejan públicamente y «de arriba abajo» se marca el camino a los posibles votantes.

Mi formato mental me impide aplaudir ese procedimiento eleccionario. No entiendo cómo puede ser suficiente que un ciudadano decida postularse, para que se transforme en candidato. Podrá decirse que siempre ha sido así, menos hasta ahora en el Frente Amplio; pero no es razón suficiente, por lo menos para mí. Los responsables de tareas políticas electivas, son herramientas de construcción democrática y no podría ser suficiente su deseo de candidatearse y la posibilidad de costearse la campaña. 

El Frente Amplio entre otras cosas llegó para democratizar la sociedad, desterrando las oligarquías (gobiernos de pocos), las plutocracias (gobierno de ricos) y toda forma de autocracia (gobierno unipersonal sin limitaciones). No estará dicho a texto expreso en las bases fundacionales del Frente, pero surge de su pensamiento y de su obra de gobierno que son por todos conocidos.

Personalmente me preocupa que la temprana feria de candidatos, tergiverse el sentido de la democracia. Por lo menos lo pienso para mi fuerza política, para el Frente Amplio. Por algo surgió diferente a los partidos tradicionales y sus compañeros de ruta. Si en ellos valen las dinastías, el poder del capital para transformarse en gobernante o la mística caudillista vacía de contenidos principistas, es su responsabilidad. La razón de ser del Frente Amplio no es competir en una carrera convencional hacia el gobierno: es programar y gobernar sin imposiciones elitistas, en contacto con la población, administrando y creando bienestar para ella.

La «feria de los candidatos» no puede ser un entretenimiento distractivo, debe ser un ejercicio democrático con el Pueblo como protagonista, no como un partenaire que sólo convalide la satisfacción de apetitos clasistas o personales.

El Frente Amplio debe marcar camino, siguiendo el suyo y desterrando los ajenos. Así ha hecho y seguirá haciendo historia. 

Ramón Fonticiella es Maestro, periodista, circunstancialmente y por decisión popular: edil, diputado, senador e intendente de Salto. Siempre militante.

UyPress – Agencia Uruguaya de Noticias

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