Este lunes se cumplieron 53 años de aquel 5 de febrero de 1971, día en que fue fundado el Frente Amplio (FA). Ese hecho se convirtió en un “mojón” en nuestra historia, hay un antes y un después de esa fecha en lo que se refiere a historia política de nuestro país. Antes, blancos y colorados dominaban en conjunto la escena política y por tanto el destino de uruguayas y uruguayos. Después, a partir del nacimiento del FA, todo cambió, un nuevo protagonista ineludible se instaló en el escenario nacional.

La fundación de esta nueva fuerza política no fue un hecho circunstancial ni espontaneo, sino que coronó un proceso histórico de búsqueda de la unidad de sectores de izquierda y progresistas y respondió a una necesidad para canalizar las luchas del campo popular uruguayo. Estuvo precedida de la constitución de la unidad de la clase obrera y los trabajadores en la CNT (hoy, PIT-CNT). Dos herramientas, una política y otra social, formidables creaciones de nuestro pueblo para forjar un destino propio, para luchar y soñar con una patria mejor  para todos, sin excluidos y sin eternos privilegiados.

En el FA confluyeron partidos históricos de izquierda como el Partido Comunista de Uruguay (PCU), el Partido Socialista (PS), la Democracia Cristiana (PDC), sectores avanzados y progresistas de los partidos tradicionales (que, aunque hoy resulte muy difícil de entender para las actuales generaciones, existían en dichas colectividades políticas sectores y dirigentes con sensibilidad  y profundo compromiso social), independientes, y un amplísimo arco de representantes obreros así como de lo mejor de la intelectualidad y la cultura. ¡Qué privilegio y que carga emotiva tienen que haber sentido los protagonistas de esa gesta!

Coaliciones políticas de izquierda se han conformado muchísimas en el mundo, la mayoría han tenido vida en un tiempo histórico acotado otras podrán persistir, pero nuestro Frente Amplio, el uruguayo, tiene sus singularidades que son a su vez sus señas de identidad. Una, su permanencia (el solo hecho de estar cumpliendo 53 años exime de mayor fundamentación al respecto); otra, el profundo arraigo en el pueblo ( ¿Cómo explicar sino el haber sobrevivido al feroz ataque dictatorial a poco de nacer, con su carga de persecución, despidos, exilio, cárcel, tortura y hasta la muerte y desaparición que cayó sobre sus militantes?); otra, su carácter de “coalición y movimiento” (es decir, la confluencia de sectores y partidos con la militancia que se encuentra y organiza desde los Comités de Base y que comparten su conducción).

Especial destaque merece, entre las características señaladas más arriba, su  Programa único y común a toda la fuerza política. Destaca por ese carácter pero, sin duda, por su vocación profundamente popular, por su sensibilidad social. El programa del FA es una  propuesta para un país mejor, una sociedad que incluya y no deje a nadie afuera, una sociedad dinámica donde sus integrantes vayan conquistando cada vez más derechos, políticos y sociales. Una propuesta para caminar hacia una sociedad cada vez con más justicia social, más oportunidades, más igualdad y más libertad (la verdadera). La sociedad que nos imaginamos, y por la que luchamos, es la contracara de la “sociedad de la desigualdad y de la corrupción y de los malla oro”.

El FA ya actualizó ese su programa para este momento histórico. Su estructura está fortalecida, los vínculos con el campo popular y sus organizaciones sociales recompuestos en buena medida y va a más, su militancia está entusiasmada, el país necesita volver a cambiar. Por tanto, las condiciones para conquistar nuevamente el  gobierno están dadas.

¡Viva el FA en su 53 Aniversario! ¡Hasta la Victoria, siempre!

Daniel Dalmao

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