Estas ocho personas lucharon para que el horario laboral fuera de 8 horas y no de 12 a 16 horas incluso.En 1889, fue instaurado el 1 de mayo como el “Día del Trabajador”. Las últimas palabras de los “Mártires de Chicago” Michael Schawab, alemán, tipógrafo: “Si nosotros calláramos hablarían hasta las piedras.
Todos los días se comenten asesinatos, niños son sacrificados inhumanamente, las mujeres perecen a fuerza de trabajar y los hombre mueren lentamente, consumidos por su rudas faenas y no he visto jamás que las leyes castiguen los crímenes”. Albert Parson, ex candidato a la presidencia de Estados Unidos.: “¿Creen señores que cuando nuestros cadáveres hayan sido arrojados a la fosa se habrá acabado todo? ¿Creen que la guerra social se acabará estrangulándonos bárbaramente? ¡Ah, no! Sobre su veredicto quedará el del pueblo americano y el del mundo entero, para demostrarles su injusticia y las injusticias sociales que nos llevan al cadalso”.
Adolf Fischer, alemán, periodista: “No hablaré mucho, solamente tengo que protestar contra la pena de muerte que me imponen, porque no he cometido crimen alguno (…) pero si yo he de ser ahorcado por profesar mis ideas, por mi amor a la libertad, a la igualdad y a la fraternidad, entonces no tengo nada que objetar”. Louis Lingg, el único de los acusados dispuesto a usar métodos terroristas, experto en bombas y carpinteros:
“Me acusan de despreciar la ley y el orden, ¿Y qué significa la ley y el orden? Sus representante son los policías y entre éstos hay muchos ladrones (…) Yo repito que soy enemigo del orden actual y repito que lo combatiré con todas mis fuerzas mientras respire”. George Engel, alemán que emigró a EE.UU. en 1873. Tipógrafo y periodista: “Es la primera vez que comparezco ante un Tribunal americano y en él se me acusa de asesinato. ¿Y por qué razón estoy aquí? ¿Por qué razón se me acusa de asesino? Por la misma razón que tuve que abandonar Alemania, por la pobreza, por la miseria de la clase trabajadora”.
Samuel Fielden: pastor metodista y obrero textil: “Se me acusa de excitar las pasiones, se me acusa de incendiario porque he afirmado que la sociedad actual degrada al hombre hasta reducirlo a la categoría de animal. ¡Andad! Id a la cada de los pobres y los vereís amontonados en el menor espacio posible, respirando una atmósfera infernal de enfermedad y muerte.
August Spies: director del diario socialista Arbeiter-Zeitung: “Se me acusa de complicidad en un asesinato, se me condena a pesar de que el Ministerio Público no ha representado prueba alguna de que yo conozca al que arrojó la bomba, ni siquiera de que en tal asunto haya tenido yo la menor intervención”. Oscar Neebe: vendedor de levaduras que desde joven trabajó a favor de los desheredados: “Durante los últimos días he podido aprender lo que es la ley, pues antes no sabía. Yo ignoraba que pudiera estar convicto de un crimen por conocer a Spies, Fielden y Parsons”.
Periodista Marcelo Umpierrez