Alicia Lusiardo destacó que el protocolo indica que “no hay que tocar, mover ni agrupar” los restos, ya que esto elimina “el contexto”.
En la mañana del martes, operarios de una empresa contrata por la Intendencia de Montevideo que trabajaban en una obra de saneamiento en el predio del Museo Oceanográfico, ubicado en el barrio Buceo, encontraron restos óseos de apariencia humana enterrados.
Tras el hallazgo, los trabajadores llamaron al 911 y policías del seccional número 11 de Malvín arribaron al lugar. Una vez allí, los trabajadores de la IM detallaron que los restos óseos se encontraron dentro y fuera de un pozo.
De acuerdo con un comunicado de la IM, una vez que se encontraron los huesos, “inmediatamente la dirección de la obra dispuso la detención total de los trabajos”.
La IM avisó del hallazgo al Ministerio del Interior, por lo que efectivos de Policía científica acudieron al lugar a la espera de que llegue personal del Instituto Técnico Forense.
Más tarde, el fiscal especializado en crímenes de lesa humanidad, Ricardo Perciballe, dispuso la presencia de custodia policial en el terreno.
Alicia Lusiardo, jefa del Grupo de Investigación en Antropología Forense (GIAF) dijo a Montevideo Portal que “todavía no se puede descartar que sean restos de desaparecidos” y que se necesita contexto. “El problema es que [a los restos] los retiraron de la tierra y los apilaron en el pasto. Entonces no tenemos mucho contexto”, lamentó.
La profesional detalló que tampoco es posible de momento datar a ciencia cierta los huesos, aunque su estado sugiere que se trata de restos antiguos. El problema es que de momento no se sabe “si se trata de un enterramiento primario o secundario”, ni qué sucedió con esos restos a lo largo de los años.
Por otra parte, las investigaciones sobre personas desaparecidas durante la dictadura y su eventual paradero no sugerirían actividad en esa zona, que está cerca del Cementerio del Buceo y donde hace cerca de un siglo funcionaba a morgue municipal.
No tocar
En una rueda de prensa, Lusiardo lamentó la “diligencia” de los efectivos de la Policía Científica, que retiró los huesos y los ordenó prolijamente sobre el pasto, tal como los funcionarios policiales hacen cuando se disponen a fotografiar contrabando o drogas incautadas.
“Lo mejor es detenerse, dar la alerta y no retirarlos del lugar”, destacó la antropóloga, quien contó que al arribar al lugar del hallazgo se topó con “todos los huesos acomodaditos sobre el pasto”.
“No sabemos qué estaba en contacto con qué, cuál era la relación entre ellos”, dijo, y señaló que, en el hipotético caso de que se decidiera que el hallazgo es “de interés” en la búsqueda de los desaparecidos, se verían obligados a “testear genéticamente todos los huesos que están ahí”, y que antes de ser removidos y ordenados quizá presentaban “alguna relación anatómica que permitía unir conjuntos”.
Este miércoles, Luisardo y su equipo trabarán en la fosa, harán un relevamiento fotográfico y analizarán el lugar en busca de más información.
Fuente : Causa Abierta