Sebastián Da Silva dijo que fue dominado por el «sindicato de políticos profesionales» y cuestionó a los blancos del gobierno que no militaron la campaña.

Luego de la victoria de Yamandú Orsi y Carolina Cosse se abrió una catarata de criticas a la interna de la coalición. En particular en filas del Partido Nacional las acusaciones y reclamos han llegado a niveles muy altos. Sebastián Da Silva fue uno de los que ha salido más duro.

Reconoció haberse contenido en varias ocasiones, influenciado por lo que denominó «el sindicato de lo políticamente correcto, de los políticos profesionales». Este autocontrol, según explicó, fue producto de su deseo de actuar en equipo, pero también derivó en críticas internas: «El error es mío», afirmó categóricamente por no haber sido mas duro con el Frente Amplio.

Da Silva cuestionó la cultura política actual, especialmente en torno a las reacciones hacia las críticas ideológicas. «Se confirma que criticar a la izquierda es incitar al odio y criticar a la derecha es libertad de expresión. Eso es cultural», reflexionó. También señaló que el triunfo del Frente Amplio tuvo un componente de fervor emocional, comparándolo con una «hinchada de fútbol».

Calificó la incorporación de Valeria Ripoll a la campaña como un «error de trazo grueso». «Lo que hizo fue ponernos una campaña en repecho», explicó, subrayando que la inclusión de Ripoll obligó a su partido a justificar su elección durante semanas, generando tensiones internas: «Fue una tortura, un calvario entre dirigentes y militantes». Sin embargo, fue claro en absolver a Ripoll de culpa directa, apuntando más bien hacia quienes idearon la estrategia: «Es no conocer al electorado blanco» en tal sentido dijo que «La culpa no es de ella, es de los que se les ocurrió la maravillosa idea de que con Valeria Ripoll esto iba a salir bien».

También señaló fallos en la campaña territorial, especialmente en las capitales departamentales, a pesar de haber recorrido gran parte del interior: «Yo nunca fui a una reunión de comando, no conocí el despacho de Álvaro Delgado. Entonces, tenía dos alternativas: me quejaba o actuaba».

Reveló cómo, mediante visitas puntuales, logró revertir resultados en varios puntos clave, aunque admitió no haber logrado evitar ciertos descontentos y «micromolestias» que se tradujeron en votos para la oposición. Para Da Silva hubo blancos que no se desgastaron en la campaña asumiendo una actitud poco saravista.

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