BUENOS AIRES (Sputnik/Juan Lehmann)- Con Javier Milei como favorito de las encuestas, los argentinos irán a las urnas en un marco radicalmente diferente al que se preveía a principios de año. La reñida disputa entre el oficialismo y la oposición tradicional por un lugar en el balotaje, junto a las dudas respecto a la reacción de los mercados, constituye la clave a seguir.
Entre la víspera de las elecciones primarias del 13 de agosto y las generales del 22 de octubre, Argentina vivió un drástico cambio de escenario tanto a nivel político como económico. Devaluación, salto en la inflación, y, sobre todo, la irrupción de un outsider como favorito para la Presidencia, a contramano de todas las encuestas.
El vendaval que supuso el triunfo del libertario Javier Milei en los comicios preliminares, desplazando a Sergio Massa de Unión por la Patria y a Patricia Bullrich de Juntos por el Cambio, reconfiguró un tablero político que hasta el momento auguraba una encarnizada disputa entre las dos coaliciones tradicionales, con La Libertad Avanza relegada a un tercer lugar.
Durante los más de 70 días transcurridos desde las primarias, el dólar blue -operado en el mercado ilegal- saltó de $600 a $900, muy lejos de los $350 que indica el valor oficial, alza que supera incluso a la devaluación del 20% convalidada a instancias del Fondo Monetario Internacional. En consecuencia, la inflación de agosto y de septiembre estuvo por encima del 12%, y la suba interanual trepó al 138,3%.
A horas de la elección que puede cambiar drásticamente el rumbo del país, la principal incógnita radica en si Milei logrará un triunfo en primera vuelta -cosechando más del 45% de los votos o el 40% con 10 puntos de ventaja sobre el segundo-, o si deberá esperar a un balotaje. El segundo interrogante, en todo caso, orbita en torno a si la segunda fuerza será la del oficialismo o la de la oposición.
Para Carlos Fara, consultor político con más de 30 años de trayectoria, «hasta ahora todo se encamina a un escenario de balotaje, donde Milei aparecería como ya prácticamente clasificado. Resta ver si enfrentaría a Massa o a Bullrich».
En entrevista con Sputnik, el especialista subrayó que parte del mérito del candidato de La Libertad Avanza radica en haber logrado mantener la identidad que lo llevó al primer lugar sin caer en errores estratégicos. «Además de arrastrar el efecto positivo del resultado en las primarias, el libertario ha tenido una campaña considerablemente prolija para su poca experiencia en política. Siempre hay que recordar que recién llegó al Congreso en 2021».
«Sobra decir que Milei fue el más beneficiado de estos meses, pero el dato es que supo capitalizar el efecto contagio para intentar seducir a los votantes que se abstuvieron, que son el 31% del padrón. Logró instalar la idea de que no es un candidato testimonial, sino que tiene serias chances de ser presidente», destacó.
En el caso del oficialismo, Sergio Massa logró unir a todo el dispositivo gobernante para encarar un desafío que tiene como obstáculo central el hecho de que el candidato sea simultáneamente el ministro de Economía de la inflación récord en 32 años. Apuntalado en las políticas de recuperación del ingreso anunciadas tras las elecciones primarias, el peronista busca fortalecer su perfil centrado en la gestión.
De acuerdo con el consultor, «Massa llega con el envión que le brinda la hiperactividad en el anuncio de medidas. Tuvo participaciones aprobadas en los debates presidenciales. De todos modos, la volatilidad cambiaria e inflacionaria es su flanco más débil, y eso puede complicarlo seriamente. Tiene el mérito de haber ordenado a un Gobierno en medio de las dificultades».
Quizás, uno de los principales activos del candidato de Unión por la Patria radique en el mismo resultado de los comicios preliminares. Paradójicamente, aunque el Gobierno quedó relegado al tercer lugar, que Milei haya salido primero le abrió la posibilidad al ministro de polarizar directamente con el libertario, relegando a Juntos por el Cambio a una incómoda posición intermedia entre el oficialismo y la oposición radicalizada.
«El ministro tuvo reflejos rápidos para el nuevo escenario. Sabía que afrontaba una mala elección, pero supo encaminar el impacto de haber salido tercero para mostrar que en un balotaje contra Milei puede tener chances», estimó el politólogo.
La estrategia esgrimida por el equipo de Massa es clara: centralizar la campaña íntegramente en él y en el gobernador de la provincia de Buenos Aires (centro), Axel Kicillof -quien busca la reelección-, prescindiendo incluso del mandatario Alberto Fernández y de su vice, Cristina Fernández de Kirchner, lo cual quedó de manifiesto en el acto de cierre, que no contó con la presencia del binomio presidencial.
De acuerdo a Fara, «el ministro necesita ser el protagonista absoluto. No le suma absolutamente nada una aparición del presidente o de la vice en este contexto: debe mostrarse como el único líder capaz de revitalizar al oficialismo para dar vuelta la página».
«Massa, con sus infinitas limitaciones, tuvo un acierto al intentar moderar su discurso. Plantea la polarización con Milei para borrar del mapa a Bullrich, lo cual es lo más inteligente en estas condiciones», remarcó el consultor.
El clima de optimismo que surcó toda la campaña de Juntos por el Cambio hasta el revés de las primarias, parece haber sido trastocado por la victoria de Milei, quien, explica Fara, deja en una posición incómoda a la coalición opositora.
Pese a que la campaña luce cuesta arriba para la exministra de Seguridad de Mauricio Macri (2015-2019), su candidatura aún sobrevive para llegar a una potencial segunda vuelta.
«Bullrich avanzó de menor a mayor. Tras el golpe que supuso quedar por debajo de Milei, parece que tardó en adaptar la campaña al nuevo escenario, pero logró ordenar su discurso. De todos modos, parece correr de atrás respecto a Milei y Massa, en esta nueva configuración», señaló Fara.
Uno de los desafíos prioritarios de la candidata apunta a lograr retener los votos de su adversario en las internas, el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Horacio Rodríguez Larreta, quien exhibía un perfil de mayor moderación.
La candidata de Juntos por el Cambio, no obstante, cuenta con una ventaja discursiva que ha explotado hasta el hartazgo: la idea de ser el «cambio posible», a diferencia de Milei. Sus argumentos resultan consistentes: la coalición opositora ganó las elecciones locales en seis provincias importantes, incluso arrebatándoselas al peronismo.
En tanto, el partido de Milei optó por no presentar candidatos propios en ningún distrito, lo cual abre el interrogante sobre el grado de gobernabilidad del que dispondría el outsider en caso de hacerse con la Presidencia.
Sin embargo, Fara consideró que «el discurso del ‘cambio posible’ parece quedarse corto ante la necesidad de dar vuelta la elección. Milei, aun con todos los interrogantes que despierta por sus insólitas declaraciones, parece generar una mayor expectativa en el electorado».
En la víspera de los comicios pareciera haber una certeza: la política argentina verá una profunda reconfiguración en su estructura. El hecho de que ninguno de los últimos tres presidentes -Cristina Fernández (2007-2015), Mauricio Macri (2015-2019) y Alberto Fernández (2019-2023)- se haya postulado para un nuevo mandato da cuenta de la necesidad de una reformulación de la oferta electoral, independientemente del saldo de las elecciones próximas.
«Gane quien gane, veremos una reconversión en la política argentina. Ya el hecho de que hubiera un balotaje sin uno de los grandes partidos sería una novedad absoluta, que podría marcar un fin de ciclo en la dinámica partidaria tal cual la conocíamos», afirmó el consultor.
«Estas elecciones van a implicar una reconfiguración de los actores, como sucedió en otros países de Latinoamérica, donde las fuerzas históricas se ven obligadas a replantear su discurso y liderazgos», concluyó el experto.
Foto: © AP Photo / Natacha Pisarenko
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