Amparo Fernández, una enfermera de 36 años, desapareció el 29 de junio de 2019 en un caso que conmocionó a Uruguay. Residente de Paysandú, había viajado al departamento de Florida para encontrarse con un hombre identificado como L. D. O., con quien compartía un interés por los caballos. Este encuentro sería el último rastro que dejaría de su vida.
L. D. O. se convirtió rápidamente en el principal sospechoso. Durante los primeros interrogatorios, afirmó que habían discutido y que dejó a Amparo en la ruta para que tomara un ómnibus. Sin embargo, ante las inconsistencias de su versión, cambió su declaración y afirmó que ella había muerto tras una caída accidental en la carretera, y que, presa del pánico, había arrojado su cuerpo al río Yi.
En diciembre de 2020, L. D. O. fue condenado a 26 años de prisión por el femicidio de Amparo. Sin embargo, los restos de la víctima nunca fueron encontrados, dejando una herida abierta para su familia y comunidad.
En medio de este dolor, una noticia insólita ha reavivado la indignación. La Red de Atención de Primer Nivel (RAP) de ASSE publicó recientemente en medios de Paysandú una intimación dirigida a Amparo Fernández, exigiéndole que se presentara a trabajar, bajo amenaza de «renuncia tácita».
Este desatino administrativo ha causado estupor entre sus antiguos compañeros de trabajo y la comunidad sanducera. Para agravar la situación, la notificación se emitió apenas horas después de un homenaje realizado en memoria de la enfermera, víctima de femicidio.
La filial de la Federación de Funcionarios de Salud Pública (FFSP) en Paysandú expresó su rechazo ante el grotesco error. “Es indignante que se llegue a este nivel de insensibilidad y falta de control. ASSE no solo demuestra una grave falta de respeto hacia la memoria de Amparo, sino también hacia su familia y todos los que lucharon por justicia en su caso”, declararon representantes del gremio.
Este episodio pone en evidencia problemas estructurales en el sistema de gestión pública, donde las fallas administrativas pueden transformarse en afrentas personales para quienes han sufrido tragedias irreparables. Para la familia y compañeros de Amparo, este no es solo un error; es un recordatorio doloroso de un sistema que parece incapaz de reconocer su humanidad.

Fuente : Crónicas del Este

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