Tras el éxito del reality estadounidense RuPaul’s Drag Race, la cultura del drag encuentra su espacio en el costado diverso de Montevideo.
Por Sofía Tardáguila
Tetas de goma. Culos de polifón. Pelucas de colores. Brillos. Muchos brillos. Maquillaje. Vestidos que se desarman y se transforman en prendas sin nombre. Pestañas emplumadas que elevan el rostro. Cejas del tamaño de una pipa, y con humo. Ojos blancos, como de vampiro. Collares, pulseras, caravanas, pestañas, tacones, lentejuelas saliendo hasta de los oídos. Energía que roza la piel. Bailes encima de mesas, luces de neón en los cristales, videos de Lady Gaga proyectados en grandes paredes. Esto es solo lo que se puede ver pestañando en una competencia de drag queens en Uruguay.
Cada jueves a la noche, en Viajeros Disco Pub, un jurado compuesto por cinco “dragas” se sienta en su larga mesa iluminada por luces de neón, con un micrófono al lado de sendos vasos de whisky, para apreciar el show de las drag queens que se medirán. La competencia consiste en pasar una pista musical que saca al azar alguien del público sentado en sillones y mesas frente al escenario, para que los competidores hagan su guerra de doblajes al sincronizar sus labios con la letra de la canción; es una técnica conocida como “lipsync”. Pero esta es la esencia de la competencia: las drag queens despliegan un espectáculo que incluye baile, prendas que se transforman, contacto con el público y una energía que hace vibrar las copas de los comensales.
El origen
La palabra “drag” viene de dressed resembling a girl (‘vestido pareciéndose a una chica’). El movimiento proviene del teatro de antaño, cuando solo los hombres podían actuar e interpretaban roles femeninos. Sin embargo, el “drag” como tal es más reciente. El transformismo existe hace décadas, pero el drag lo exagera.
Fabricio Guarangna (cuyo nombre de drag es Astromelia), docente de artes plásticas en Secundaria y actual jurado de Viajeros Disco Pub, cuenta que al principio era parte de un trabajo actoral, que luego derivó en otra cosa. “Hoy en día, el drag rompe con la idea del género, lo lleva al extremo, hacia otros niveles artísticos”, afirma. En Uruguay hace 20 años no se tenía claro qué era ser una drag y qué no. “Fue ir jugando con el material que venía de otros lados”, comenta Gabriela Gaby Garbo, presentadora de la competencia drag en Viajeros.
Fabricio Guarangna, Astromelia. Foto: Cedida a Montevideo Portal
Sofía Suárez, Miss Katrina, es una chica trans proveniente de Soriano que hace presentaciones drag. En su ciudad es la “cara visible” del movimiento, porque en el interior no hay “movidas drag”, cuenta. Solo en las marchas, como la de la diversidad en Colonia, son convocadas. Guarangna cuenta que no son muchas en Uruguay y en el interior no hay casi ninguna: “Está muy centralizado”.
Al no haber boliches seguros donde actuar, Rafael Silva, Azaleia Bond, comenta que las drags hacen fiestas privadas en el interior, vienen a Montevideo a mostrar sus dotes, o esperan a la Marcha de la Diversidad en setiembre para presentarse. De todas formas, Miss Katrina, que hace ocho años practica el drag, asegura que año a año son muchísimas las drag queens que se suman al desarrollo de este arte.
Las competencias
Las competencias de drags se llevan a cabo en boliches queer como Il Tempo o Viajeros Disco Pub (“queer” es una palabra que describe una identidad de género y sexual diferente a la heterosexual y cisgénero). El formato utilizado en Uruguay es el drag race, que fue creado por el drag y presentador estadounidense RuPaul, quien desde 2009 produce y presenta el exitoso programa televisivo RuPaul’s Drag Race. Se trata de pruebas semanales por etapas temáticas. Algunos de los temas son “Disney”, “telenovelas”, “maquillaje a ciegas”, “stand up”, entre otros. El jurado brinda una devolución y un puntaje al finalizar el show, y el público tiene seis puntos para dar en cada gala. Los cinco con menos puntaje compiten en la “guerra de lipsync”, donde tienen que hacer el playback de una canción. En esta etapa hay cuatro salvados: el jurado elige a dos, el público a uno y la conductora a otro.
Abiana Sosa, de 27 años, cuyo nombre drag es Glitter, está compitiendo actualmente en Viajeros. Cuenta que le dan un contrato y un reglamento para participar y así se va preparando para cada etapa. Emilia Greising (Paragon), que también compite en Viajeros, dice que la preparación lleva mucho tiempo y dinero. “El drag es caro. La gente lo ve como un arte barato, pero no lo es”. Fabricio señala que ha sido un arte “baqueteado”, y que siempre se ha invertido más de lo que se gana. “De a poco vamos haciendo valer nuestro trabajo”, comenta.
Abiana Sosa, Glitter. Foto: Cedida a Montevideo Portal
Las capas de maquillaje, ropa, alhajas, medias, piedras, pelucas y tacones llevan su tiempo y tienen su cotización. Azeleia Bond, jurado en Viajeros, dice que se convierten en “artesanos de la vestimenta”. “Como jurado, no veo quién gasta más, sino quién tiene más ingenio y quién se la rebusca más. Es increíble ver cómo algunas personas, con tan poco, logran cosas maravillosas”, cuenta.
Para la competencia hay que pensar en todo: el armado del outfit, cómo te lo vas a poner, cómo te lo vas a sacar. Cómo vas a usar las luces, si vas a usar pantalla, humo, efectos especiales. Hacer la escenografía, la puesta. Qué peluca elegir y cómo peinarla. Maquillarse lleva muchas horas. “Para mi primera gala me empecé a maquillar a las 12 del mediodía y tenía el show a las 23”, relata Paragon.
En el caso del hombre lleva el proceso de pading, que es el relleno que se utiliza en diferentes partes del cuerpo para lograr una silueta femenina. También el uso del tack o “trucado”, que es la manera de esconder el pene. Utilizan abundantes capas de medias y pading para tapar la zona, lo que implica no poder ir al baño en toda la noche. “El jueves pasado, apenas llegué al boliche ya me estaba meando. Es insoportable”, comenta Azaleia Bond.
En las competencias puede ganarse dinero (como es el caso de Viajeros, que otorga al ganador la suma de $ 20.000), como también productos de patrocinadores, sesiones de masajes, limpiezas faciales, tatuajes, ser elegido próximo jurado… depende del concurso y del lugar. De todas formas, Gaby Garbo, la presentadora, opina que el principal premio es la exhibición y el reconocimiento: “Así te vas posicionando y subiendo de categoría”.
El drag queen es un arte y un trabajo. Glitter comenta que, al estar en competencias, uno queda como drag del lugar, entonces tiene trabajos garantizados. “Las drags del concurso del año pasado dan shows, y las que hoy competimos lo haremos el año que viene”. Las drag queens suelen trabajar en eventos y fiestas. Las principales en Uruguay son la Plop, la Bresh, la Cherry Pop, la Fenix y la Pink.
Abiana Sosa, Glitter. Foto: Cedida a Montevideo Portal
El personaje
Cada personaje drag se crea de forma personal y con distintos objetivos artísticos. Algunos drags pretenden hacer humor, otros se enfocan en la parte estética, otros en dar un mensaje. Algunos exacerban su personalidad y otros van hacia el lado contrario, convirtiéndose en aquello que en su vida no se animan a ser. “Yo juego con adaptar cosas de mi personalidad y mi némesis a la misma vez”, comenta Paragon. Abiana se considera tímida, pero su personaje Glitter es extrovertida, social y muy confiada. “Es lo que te gustaría ser si no tuvieras que habitar la normalidad”, comenta, y agrega que Glitter es una mezcla entre criatura fantástica y estrella de rock. “Como si un unicornio fuese fan de Kiss”, describe.
Emilia Greising, Paragon. Foto: Cedida a Montevideo Portal
Gaby Garbo dice que se siente ella misma al hacer el personaje. “Hay gente que, cuando se produce, cambia la voz y la actitud corporal; se vuelven histriónicos. Pero yo soy bastante cara rota en mi vida de civil también”. Además, sostiene que la esencia del drag es su imagen y su carisma. “Te podés ver muy linda, pero si la gente no te quiere, la mejor peluca y el mejor vestuario no te van a servir para nada”, asegura. Para Guarangna, la esencia de su drag es la creatividad y la honestidad artística. Eso es también lo que evalúa en las competidoras.
Miss Katrina cuenta que la creación del personaje se basa en las influencias que uno tenga. Hay gente que se inspira en el animé, en el cine, en pinturas. “En Il Tempo hubo un caso de un compañero que se inspiraba en el candombe”, comentó. “La amplitud es gigante, va en tu experiencia de vida, lo que cada uno va construyendo. Esa es la magia del drag, poder aplicar todo eso de diferentes áreas, que van desde la parte estética, la parte de actuación, performática o de canto”, agrega Paragon, y cuenta que ella se inspira en el cine clásico y en las causas que quiere defender. “En mi primer show hice alusión al aborto, me tiré todo sangre en la falda. No hago cosas explicitas; me gusta poner mensajes que algunos entiendan y otros no”.
Hay muchas clasificaciones dentro del drag y el abanico cada día crece más. Dentro de las clasificaciones tradicionales se encuentran las dark queen, que tienden a representar personajes terroríficos. Las pagment queen son las típicas reinas de belleza, orientadas hacia la estética y la elegancia. Las fashion queens son modelos drags que se dedican al mundo de la pasarela. Las big queens son representadas por personas con sobrepeso y suelen tener una personalidad empática y cariñosa, al contrario de las shady queens, que suelen criticar y generar ambientes tensos y de pleito entre las drags.
Ser mujer y hacer drag
Si bien el concepto drag queen está asociado a hombres que se visten de mujer, también hay mujeres que hacen drag. Incluso, aunque en menor medida, existen las drag kings, que son mujeres u hombres que exageran el look de un hombre. Gaby Gabo fue la primera mujer en Uruguay en hacer drag. Cuenta que para ella no fue nada fácil: “Me hicieron la vida a cuadritos las maricas”.
El hecho de ya ser mujer y no tener que cambiar de género es motivo para que, durante muchos años, haya sido señalado como un trabajo más fácil para las mujeres. Greising comenta que las drags mujeres se sienten presionadas a no ir con un maquillaje convencional porque se ven como son. “Yo recibo comentarios como ‘es más fácil para vos’ o ‘vos ni siquiera estás haciendo drag’”, comentó.
“Fui bastante discriminada”, cuenta Gaby, y dice que muchas veces la confunden con un hombre. “Eso me encanta”, remata entre risas. De todas formas, afirma que hoy en día hay mucha más aceptación. Aunque son un número más alto los hombres que hacen drag, la cantidad de mujeres aumenta en los concursos y presentaciones. Glitter sostiene que no hay mucha diferencia, pero que costó la aceptación de mujeres, “como todo en la historia”.
Montevideo Portal