Una vez mas los trabajadores citrícolas y la investigación quedaron esperando a Papa Noel, quizás por la LUC no se animo a llegar dado el peligro de andar por los techos.
Ojalá podamos hacer algo para cambiar esta realidad plasmada en la minuta de comunicación de la Junta Departamental de Salto sobre la situación de los trabajadores citrícolas y situación de la investigación a nivel nacional plasmada en esta parte de la nota de la diaria.
La investigación en salto y el desarrollo productivo local se resienten!

Declaración de la junta departamental:

La Junta departamental de Salto declara su profunda preocupación ante otro suceso de haberes impagos hacia los trabajadores de la empresa Citrícola Salteña.
Una vez más, cómo ha sucedido en anteriores oportunidades, los trabajadores están condenados a la zozobra cuando llega fin de año. La disposición del interventor, de posponer el pago de lo adeudado a los trabajadores hasta tanto se efectivice la venta de la empresa, afecta a la y los trabajadores e impacta directamente en sus familias.


Ante todo lo anteriormente expuesto, la Junta Departamental de Salto solicita al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social que interceda ante el Banco República (BROU) a fin de plantear, con carácter excepcional y por única vez, la autorización de pago a los trabajadores, por la gravedad del caso.»
Nuestra total solidaridad con los trabajadores y trabajadoras que nuevamente padecen el infierno esta situación.

Fondos para la Investigación:

Una vez más se dieron a conocer a fines de diciembre los resultados de los fondos para la investigación básica y aplicada que otorga la ANII. Lejos de haber una recuperación en el porcentaje de proyectos aprobados en el año en el que la ciencia mostró su gran valor, la cantidad de proyectos considerados excelentes que fueron financiados volvió a caer, así como el monto que perciben, marcando una tendencia preocupante.


Es dudoso que los científicos y científicas de nuestro país estén esperando que Papá Noel los haga felices en diciembre. Pero aun así, recibir en la casilla de correo un mensaje que comienza diciendo “Lamentablemente el proyecto ‘xxx’ no ha sido seleccionado para ser financiado por el Fondo Clemente Estable – Modalidad I (Investigadores consolidados)” debe ser algo profundamente desalentador. Más aún cuando en ese fondo en concreto, de los 174 proyectos presentados, 98 fueron calificados como “excelentes” por un riguroso tribunal integrado por científicas y científicos de Uruguay y el extranjero. Es decir, este mail les llegó a seis de cada diez personas que presentaron proyectos de investigación científica destacados por su excelencia.

Es como si Papá Noel castigara por igual a los que se portaron bien y a los que se portaron mal.
Si esto fuera poco, diciembre aún fue más triste para las científicas y científicos que se presentaron al Fondo María Viñas, también este año abierto a “investigadores consolidados” (en términos de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, la ANII, que los organiza, se le llama modalidad I).


Mientras que el Fondo Clemente Estable está dirigido al “financiamiento de la investigación básica”, entendiendo por ella a “trabajos experimentales o teóricos” que buscan “obtener nuevos conocimientos acerca de los fundamentos de fenómenos y hechos observables, sin pensar en darles ninguna aplicación o utilización determinada”, el María Viñas se abre para la investigación “aplicada”. De esta manera, el Viñas se destina a proyectos que tengan “como resultado trabajos originales que contribuyan a la solución de un problema relevante”.

De los 195 proyectos que se presentaron a la convocatoria de 2021, 170 (¡88%!) se consideraron con calidad y excelencia para ser financiados. Sin embargo, tres de cada cuatro de los y las responsables científicos de estos proyectos de excelencia certificada que aportarían contribuciones “a la solución de un problema relevante” recibieron el lacónico mail que comienza con “lamentablemente”.
¿Lamentable sólo para los investigadores que recibieron los mails y la gente que participaba en sus proyectos –por lo general, la ciencia se hace en grupo–, o este “lamentablemente” refiere a los problemas que tenemos como país para apuntalar la ciencia?
A la misma altura del año pasado decíamos que 2020 había sido el año de la ciencia, porque gracias a ella –y a otras tantas cosas– la pandemia no nos había pegado tanto, al menos en lo sanitario. La sociedad la valoraba tal vez como nunca antes. Y el sistema político, reflejo de esa sociedad, hablaba de lo importante de tener un sistema científico funcionando y de invertir en ciencia.

En 2020 no sólo no se invirtió más en ciencia, sino que hubo recortes, congelamientos y retraimientos. Pero luego llegó 2021. Y la pandemia nos golpeó con fuerza. Lideramos durante algunas semanas eternas los rankings de tasas de contagio y muertes por cantidad de habitantes. La ciencia hacía sus aportes y junto a la medicina y el sistema de salud hicieron lo posible, aun en la discrepancia, cuando la única salida propuesta era esperar a la vacunación. Hoy este diciembre se parece al de 2020.

No sólo porque está la ilusión de tener el control, pese al aumento de contagios, sino porque durante este año el rol y el valor de la ciencia también fue sumamente ponderado por la sociedad y el sistema político.
También hay otra similitud: el año termina con el anuncio de los beneficiarios de los fondos más importantes para la investigación. Y en ellos no se traduce nada de lo que se dice que vale la ciencia y lo mucho que la apoyamos o debiéramos apoyarla. A lo sumo seguimos igual que antes, cuando no veníamos nada bien.

Y en algunos casos, estamos un poco peor. Veamos entonces qué nos dicen estos fondos 2021 otorgados a investigadores de trayectoria.


Fuente La Diaria

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