Leandro Secinaro
Quisiera comentarles acerca del lanzamiento de la candidatura del doctor Carlos Albisu a la intendencia de Salto por el Partido Nacional.
Se enfrenta a un escrutinio crítico, debido a su cuestionable gestión en la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande. Su mandato ha estado plagado de decisiones polémicas, reflejando una política más centrada en el beneficio personal y partidario que en el interés público y colectivo.
Desde el inicio mismo, Albisu pareció más preocupado por construir una base de poder que por gestionar con integridad. Su administración en Salto Grande fue una clara muestra de nepotismo y favoritismo político ignorando principios de mérito y capacidad al designar a militantes y dirigentes del Partido Nacional y del Partido Colorado.
Las decisiones en temas fiscales no solo ensombrecen su reputación, sino que también manchan la imagen de las instituciones involucradas.
El 7 de septiembre del año pasado, cuando enfrentaba las acusaciones de la Cámara de Diputados Albisu, optó por renunciar, evitando la transparencia y dejando a todos enfrentando un aluvión de preguntas sin respuestas.
Su renuncia, lejos de ser un acto de responsabilidad, fue una táctica para esquivar las acusaciones. Con su silencio posterior Albisu demostró no solo falta de liderazgo, sino también desprecio por la opinión pública.
Su regreso a la política activa, impulsado por algunos miembros de su propio partido, parece ser un intento descarado de limpiar su imagen a pesar de su historial desastroso.
La utilización de imágenes y recursos de Salto Grande en la actual campaña solo refuerza la percepción de un político que utiliza los recursos públicos para beneficio personal.
Lo más alarmante de su gestión en Salto Grande es el patrón evidente de beneficiar a amigos y correligionarios a expensas de la ética y la transparencia.
El uso de fondos públicos y su posición para favorecer a un círculo cerrado es una traición a la confianza pública y a los principios democráticos.
Con este regreso a la política, el doctor Albisu no solo insulta la inteligencia de todos ustedes, sino que también desafía los principios de una política limpia y responsable.
Su narrativa de victimización y su localismo populista no pueden ocultar la realidad de una gestión marcada por la irresponsabilidad y el egoísmo.
Su candidatura a la intendencia de Salto es un ejemplo preocupante de cómo las ambiciones personales pueden eclipsar el compromiso con el bienestar colectivo y la integridad en la política uruguaya.
Después de 40 años de espera, el Partido Nacional finalmente toma esta decisión. ¿Ustedes, que votan, han considerado esto?
Fuente : Crónicas del Este