En medio del escándalo por los continuos despilfarros en Salto Grande, el Presidente de la República viajo hace un tiempo a Salto: supuestamente a brindar explicaciones y comprometerse con que no se iba a continuar con las vergonzosas erogaciones que salían del erario público. Así como miró a los ojos a Penadés, nos miró a los ojos a los salteños y nos dijo de frente que cesarían todas las irregularidades.
Al enterarnos de que se acaba de otorgar otra transferencia subsidiada de nada más ni nada menos que 200 millones de pesos a Salto Grande, uno no puede hacer más que preocuparse y sentirse engañado. Cuantas propuestas productivas que promueven desarrollo, se podrían haber hecho antes que colocar a los amigos de Carlos Albisu, Álvaro Delgado y el propio Presidente Lacalle Pou?
Máxime en el litoral: una de las zonas más afectados por el desempleo, consecuencia del abandono y la falta de políticas gubernamentales, esto representa una falta de respeto y una burla para todos los uruguayos que la luchan día a día. Por lo que nos hemos dado cuenta, la grave situación que enfrenta la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, resultado de despilfarros, contrataciones irregulares y mal manejo de recursos públicos, no se ha detenido. La población merece respuestas y una rendición de cuentas adecuada, ya que este problema está lejos de resolverse.
Queda claro que no se trata de un pequeño error por parte de Salto Grande, sino de múltiples errores, especialmente en cuanto a contrataciones y salarios. Pero lo peor es que esto siga y esta fiesta la estemos pagando todos los uruguayos. Debe investigarse a fondo el mal uso de estos recursos destinados a contribuir desde Salto Grande al país, no al revés.
Este problema afecta profundamente a los uruguayos. Salto Grande debe contribuir a las finanzas del país y no depender de ninguna ayuda externa, como la que le ha prestado ahora el Ministerio de Economía. ¿Es acaso pensable que el pueblo deba costear la celebración de los amigos del Partido Nacional?. La única vía para reparar esta afrenta a un recurso que pertenece a todos los uruguayos, es abordar este asunto con transparencia, decisión y ética. Pero ya no bastan las declaraciones bonitas, acá no cabe un “Yo lo miré a los ojos”, “Yo pasé a saludar”, aquí se requiere certeza de acción.
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