El gobierno multicolor de Lacalle Pou llegó al poder con mucho menos respaldo popular que el que se promocionó, a tal punto que escasos 30 mil votos fueron la diferencia en un ballotage que debió postergar los festejos por más de una semana.

Tan ajustada victoria no impidió -sin embargo- que el primer mandatario desnudara su verdadero perfil a poco de asumir con disimuladas acciones (algunas ni tanto) que trajeron consecuencias inevitables para lo que sería luego su gestión.

Los “llamaditos” que aludía Tabaré Vázquez ni bien asumió su primer gobierno, volvieron con más fuerza y eficacia que los que ocurrían cuando gobernó su padre, en lo que fue una real y cierta confirmación de que el fruto no solo no cae lejos del árbol, sino que lo hace de manera mucho más eficiente. Así fue como un día, Eduardo Preve, dejó de ser el jefe del noticiero más visto de la televisión uruguaya. No fue el único…

“Te mandan, eh?”

En lo que pareció ser parte de una estrategia comunicacional (más propia de una guerra que de una democracia), la consigna pareció ser la de eliminar al enemigo y así procedieron.

En diciembre de 2020, el entonces director del SECAN -Gerardo Sotelo- le comunicó a Giorgina Mayo, que su contrato no sería renovado. Los medios públicos no podían mantener en sus filas a una de las pocas periodistas que hacía la pregunta incómoda a las autoridades de turno. El propio Lacalle Pou le expresó por entonces a Sotelo: “tenés que sacar alguno más”, con lo que no solo confirmó un modelo de gestión en la materia sino una clara e inequívoca señal de lo que se vendría después.

A Eduardo Preve se la juraron ni bien se atrevió a cuestionar la voz oficial en Subrayado. Algo que hace parte esencial de la labor periodística no se toleraría en un gobierno multicolor que desconoce cualquier otra campana que no tañe como quieren sus acólitos.

Así fue cada vez que se pudo confrontar la versión oficial y una serie de episodios en plena pandemia llevaron al exceso de forzar su salida de manera intempestiva. Por más esfuerzo que le puso el canal y aún con un acuerdo de confidencialidad de por medio, a muchos nos quedó la sensación de una salida dispuesta desde la Torre Ejecutiva.

Una decisión de la que seguramente se habrá arrepentido su mentor por las consecuencias que ha tenido el nuevo rol del despedido pues con su salida alcanzó una popularidad mayor haciendo lo que siempre hizo: periodismo. Así se fueron descubriendo hechos que jamás hubieran visto la luz de no ser por su trabajo periodístico.

Si la salida de Preve fue removedora para todo el ambiente periodístico, los episodios posteriores que tuvieron lugar abonaron la tesis de quienes sostienen que no fue un desgaste como se argumentó, sino que obedeció a una decisión políticamente promovida.

En muchas ocasiones asistimos a ruedas de prensa complacientes en las que las autoridades se lucían sin mayores esfuerzos. La pandemia, que, si bien tuvo sus puntos altos, dejó al desnudo varios flancos que no fueron cubiertos y la actuación del Poder Ejecutivo no estuvo a la altura que los uruguayos esperaban y merecían. Las vacunas demoraron su llegada por inoperancia extrema tras una negativa de las Pfizer epistolarmente comprobada y que se pretendió disimular con el despido al mensajero. El mecanismo COVAX, elogiado y elegido por el presidente Lacalle, dejó mucho que desear y nos puso en los últimos lugares de la fila mientras morían miles de uruguayos y el país ocupaba el primer y peor lugar del podio mundial en muertes cada cien mil habitantes.

Eran tiempos de largas conferencias de prensa -mientras los datos daban bien- que tuvieron al presidente al frente para dar buenas noticias o realizar anuncios rimbombantes. En cuanto se dispararon las muertes a un ritmo de más de 70 por día dejó de salir para proteger su “buena imagen”. Un capitán que abandonó el barco en lo peor de la tormenta, un hecho que supieron disimular con encuestas de opinión con resultados bastante increíbles en ese punto.

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Un episodio similar que marcó la impronta y el sesgo del tratamiento a los periodistas ocurrió con el hoy precandidato blanco Álvaro Delgado y su apriete a la periodista Macarena Vico de TV Ciudad. En la ocasión, la “osada” periodista se atrevió a consultarle si no era un retroceso la flexibilización de las políticas antitabaco y sobre la pertinencia de la reunión de Martinelli y el propio Lacalle Pou con representantes de la tabacalera Monte Paz, contribuyentes financieros de la campaña nacionalista. La respuesta oficialmente emitida -cámaras de por medio- fue “No tengo ni idea”… el apriete vino segundos después cuando todavía estaban prendidas las cámaras y los micrófonos: “No provoques al pedo…

Te mandan, eh?”

En el medio hubo muchas otras situaciones parecidas con otros actores de menor peso, quienes, envalentonados con el ejemplo de sus líderes, hicieron lo propio, dejando al descubierto una forma de relacionamiento digna de los peores tiempos de la historia reciente.

“Perfecto”

Y como perla de este largo collar de llamaditos y aprietes, el rumor de una gestión del entorno del presidente Lacalle Pou para conocer detalles de la vida y obra de un periodista ganó espacio en las redes sociales. El infortunado protagonista sería el periodista Diego “Cabeza” Martini, quien tuvo la osadía de repreguntar en rueda de prensa sobre los chats que involucran al presidente con Astesiano.

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El libro de Lucas Silva, “El Caso Astesiano. Una trama de espionaje y corrupción en la Torre Ejecutiva”, trajo -entre muchas- la revelación de un chat que involucra al presidente Lacalle Pou con su ex jefe de seguridad en nada menos que una acción ilegalmente pergeñada por “el Fibra” y consentida por él mismo con una simple respuesta: “Perfecto”, en el seguimiento al presidente del Pit Cnt, Marcelo Abdala.

La imagen del chat -recuperada entre los cientos de miles de mensajes del ex custodio- no solo incriminan al presidente por su consentimiento, sino que lo exponen ante la opinión pública de una manera que se cuidó mucho durante su gestión. Esa simple confirmación lo dejó al descubierto; lejos de condenar lo actuado lo avaló sin más, en una clara aceptación de un procedimiento ilegal y prohibido expresamente por nuestra Constitución.

La incómoda situación que le hizo pasar al presidente el periodista, le ha merecido la condena sumaria de los obsecuentes multicolores y -seguramente- de quien (o quienes) se encargan de meter presión para eliminar cualquier tipo de acción que comprometa o desdibuje la imagen presidencial.

La sombra del episodio Preve sobrevuela nuevamente y las luces de advertencia están encendidas.

No solo se trata de defender a un trabajador que cumple con su trabajo, sino que está en juego una de las bases de nuestra democracia: la libertad de expresión.

“No estoy de acuerdo con lo que dices,
pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo”
– Voltaire

el hombre hizo una pregunta,
el perro quería una respuesta…

Fuente : El Eco Digital

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