En Uruguay hay 335 casos de dengue de acuerdo al más reciente informe del Ministerio de Salud Pública. De estos 183 son autóctonos y 152 importados. Salto continúa siendo el departamento más afectado con 120 casos, entre autóctonos e importados. En Montevideo hay 75 casos, en Paysandú 48, en Maldonado 27, en Canelones 17, en Colonia 11, en Artigas siete, en Florida, Río Negro y Rivera cinco, en San José cuatro, en Durazno, Lavalleja y Rocha tres, y en Soriano y Treinta y tres, uno. Permanecen sin dengue Cerro Largo, Flores y Tacuarembó. En el caso de Paysandú, la cantidad de autóctonos supera en mucho a los con antecedentes de viaje (39 y 9 respectivamente) y sigue siendo el segundo departamento con mayor cantidad de autóctonos, detrás de Salto. Las muestras de posibles casos de dengue en Paysandú son estudiadas en el Laboratorio de Virología Molecular de la Universidad de la República en Salto, habilitado por el ministerio ante el aumento de casos. Antes las muestras eran estudiadas únicamente en Montevideo. Aún queda esperar el mayor impacto de las 200.000 personas que abandonaron el país en Semana de Turismo, especialmente hacia Argentina, Brasil y Paraguay, lo que se podría dar durante esta semana, diez días después del final de esa semana de asueto. En el registro del Ministerio de Salud Pública, se incluyen casos de “dengue probable”, es decir personas que todavía no han tenido la confirmación del diagnóstico, pero presentan síntomas similares al dengue. En total 55 casos de “dengue probable” y 34 de estos entran en la categoría de “antecedente de viaje”, una cifra que sigue aumentando por esa razón.
La región
En Argentina y Brasil la situación parece estar fuera de control, algo que en Uruguay no ocurre todavía. Los países vecinos no solo han roto todos los récords en cuanto a cantidad de pacientes infectados con dengue (y fallecidos), sino que además se asume que existe un subregistro importante, que podría llegar a duplicar las cifras que sí se reportan. El clima resulta determinante para el incremento sustancial del dengue en la región. El fenómeno de La Niña durante el año pasado provocó que durante el invierno de 2023 no se registraran temperaturas demasiado bajas sumado al hecho de que este fue un verano lluvioso por El Niño, por lo tanto la humedad y las altas temperaturas crearon un entorno favorable para la reproducción de los mosquitos Aedes aegypti, que son los responsables de transmitir el dengue, zika y chikungunya. La época del año en que nos encontramos, y cuando se aprecia un elevado aumento de casos puede ser aliada para reducir el impacto del dengue, en la medida que en poco tiempo llega el frío, que terminará con los mosquitos adultos. Las cifras actuales son las más altas registradas en el país, al menos en este siglo. El antecedente más reciente ocurrió en 2016, cuando volvió la enfermedad tras 100 años, con 19 casos autóctonos y 42 importados. Además, hubo cuatro casos autóctonos en 2020 y dos en 2023. Hasta el momento. A pesar del incremento histórico de casos, Uruguay decidió no vacunar contra el dengue. Así lo determinó la Comisión Nacional Asesora en Vacunaciones (CNAV) en una reunión coordinada por el MSP hace un mes. La votación fue unánime y se acordó que Uruguay aún no presenta las condiciones como para vacunar a su población, a diferencia de Brasil y Argentina, en donde sí se empezó a inocular a las personas.
ARGENTINA CONFIRMÓ MÁS DE 230.000 CASOS Y 161 MUERTOS
En Argentina también la mayor cantidad de casos son autóctonos, nada menos que el 90% de los 232.996 casos confirmados hasta ahora. “La incidencia acumulada hasta el momento para el total país es de 495 casos cada 100.000 habitantes. En el mismo período 512 casos fueron clasificados como dengue grave (0,2%) y se registraron 161 casos fallecidos (letalidad 0,069%)”, informaron en el Boletín Epidemiológico argentino, sobre la situación la enfermedad viral transmitida por el mosquito Aedes aegypti. Se agregó que “en cuanto al comportamiento temporal, se destaca la persistencia de casos durante todo el período analizado y el adelantamiento del aumento estacional a partir de la semana 40 –principios de octubre– con una aceleración desde la semana 50 –mediados de diciembre– y una aún mayor desde la semana 6 –principios de febrero de 2024– y hasta la semana 11 –mediados de marzo– en la que se registra el pico hasta el momento con 33.866 casos notificados”. El estudio determinó que “en comparación con otros años epidémicos, la actual temporada se caracteriza por mayor magnitud que temporadas epidémicas previas: los casos acumulados hasta la semana 13 representan casi 4 veces los registrados en el mismo período de la temporada anterior –2022/2023– y más de 9 veces lo registrado en el mismo período de 2019/2020; circulación viral persistente durante todo el período y adelantamiento del aumento estacional respecto a años epidémicos previos”. Recientemente, la médica infectóloga Silvia González Ayala, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) de Argentina, aseguró a medios de ese país el descenso de casos de dengue va a ser lento y va a depender de las condiciones climáticas. “Si seguimos con esta temperatura y humedad va a ser una evolución arrastrada. Y lo otro que tenemos que pensar es la posibilidad que tengamos casos durante todo el año en Buenos Aires, es decir, que se vuelva endémico, como ya ocurrió en el norte argentino”, sostuvo la experta. Y agregó: “Para que tenga impacto el descenso del dengue y en la vida del mosquito Aedes aegypti, se necesita por lo menos una semana de temperaturas sostenidas por debajo de los 10 grados. Eso es lo que mata la población de mosquitos adultos. Pero hay que recordar que los huevos persisten de una temporada a otra. Y si los huevos están infectados, cuando tengan las condiciones de temperatura y humedad ya emergen los mosquitos infectados y así se mantiene el ciclo. Por eso la clave es la eliminación de los mosquitos y las acciones de descacharrado se tienen que mantener durante todo el año y la llave es la educación para la salud. Con la información sola no vamos a ningún lado y lo que nos está pasando lo demuestra”.
Fuente : El Telégrafo