Mi despido de TNU estaba decidido desde 2019. Durante la campaña me encontré sólo una vez con el candidato Luis Lacalle Pou. Días antes en una conferencia de prensa en el interior del país Lacalle había dicho que si alcanzaba la presidencia haría de TNU un canal cultural. Cuando lo encontré en la Plaza Suárez le pregunté fuera de nota a qué se había referido con “canal cultural”. El entonces candidato respondió: “quiero hacer algo similar a Televisión Española… contigo adentro”. Fue en un tono desafiante que significaba “con poder, puedo decir contigo adentro o afuera”.
Lacalle Pou no me había olvidado, ni había olvidado la pregunta en 2014 sobre las excavaciones para la búsqueda de desaparecidos, ni tampoco sobre las 8 horas del peón rural. Minutos antes, mientras una colega le pedía una selfie, tuvo que reconocerme en nota que había criticado un dictamen fiscal que no había leído.
En ese contexto trabajé desde 2020 cuando el mandatario asumió.
Meses después, en julio, le hice una nota a Nicolás Cendoya que el jefe de prensa Jorge Gatti censuró. Esa nota salió sólo al mediodía y porque Gatti no estaba. A la noche la censuró, amparándose en que pretendía otro tipo de edición. Pero en lugar de ordenar corregirla según su gusto, la eliminó. Nada de emitir todas las versiones.
Por esa nota Gatti me convocó a su oficina para intentar iniciar una discusión. No la obtuvo. Cendoya —varios lo recordarán— sostenía que había una campaña en su contra. Gatti me acusó de haberlo dicho yo en la entrevista. Le hice oír la grabación: “¿por qué usted dice tener una campaña en su contra?”. Gatti no pudo decir más nada, tampoco obtuvo la discusión que pretendía y en ese momento no logró el desenlace deseado.
A lo largo de 16 años en el canal tuve 14 faltas justificadas. Tampoco marcaba, me retiraba y volvía a la hora de finalizar mi horario. En ese período —entre coberturas periodísticas fuera de hora y en feriados— generé 132 días a compensar. No los cobré como horas extras ni simples, se contablizaban como “días a compensar” y están documentadas. Si me hubieran avisado que me despedirían me los hubiera tomado, pero como Gerardo eligió hacerme una celada no pude tomar mis días. Mandó que me notificaran el 28 de diciembre, al terminar de presentar el informativo, que trabajaría hasta el 31 de diciembre.
Miente Gerardo al decir que se me constató alguna cosa. Lo único que se me pudo haber constatado a mí es obtener noticias para ese boletín.
Y justamente una noticia que concitó la atención de la opinión pública fue la que generó enojos en una comunicadora de la mañana del canal. Ella en su programa militó por una postura, mientras yo en el informativo me limité a informar lo que había que informar. Gerardo sabe bien esa historia. De hecho, por esa cobertura, supo felicitarme en Radio Carve (está disponible en la web de la radio).
La denuncia a la que refiere Gerardo no terminó en sanción alguna sino en una mesa de diálogo para solucionar un conflicto interpersonal; está todo documentado. No se me constató nada. Justamente Gerardo, quien me felicitó porque no di una denuncia por cierta, ahora usa una denuncia no comprobada como si fuera prueba de algo. Tendría que revisar su propia bio en las redes sociales (la parte que dice que está del lado del juicio y no del prejuicio) o actuar en consecuencia.
Gerardo usó eso para justificar un mandado al presidente Luis Lacalle Pou, quien le dijo que le faltaba echar a 2 o 3 más de los medios públicos. Y que además lo humilló, porque hizo pública esa orden, luego que Gerardo había firmado mi recontratación por dos años y despachado el expediente al MEC.
Esa primera “denuncia” fue reiterada por un excompañero de quien supe dar buenas referencias cuando quería ingresar al canal en 2015. El non bis in idem no corre en este canal 5 (y tampoco en esta denuncia duplicada hubo sanción alguna).
Esa persona comenzó a acomodar su cuerpo a finales de 2019 cuando —estando en rol de entrevistador en la televisión pública— dijo a su entrevistado que no votaría al Frente Amplio.
Mi decepción fue que esta persona, de quien di buenas referencias, una vez contratado, marcaba entrada sobre las 13:30 horas, se ausentaba de la redacción o se retiraba del canal, y reaparecía sobre las 18:00 horas. Esta situación fue denunciada verbalmente por mí a las autoridades y a uno de los abogados del canal. Eso era robarle la plata al Estado, al igual que otra persona que cuando se la necesitaba estaba en su casa u otra que se iba al gimnasio. En ese momento Gerardo ni soñaba que tendría el desmedido premio consuelo, premio consuelo que obtuvo por sus fracasos políticos.
Gerardo le responde a APU en Twitter que en la semana del 21 al 28 de diciembre reflexionó. Otra vez miente. El 21 ordenó desglosar mi contrato del expediente. Pidió licencia para no verme cuando me despidió contradiciendo su propia resolución (resolución que firmó con posterioridad a la denuncia con carbónico nunca constatada con que me honró un ñoqui).
fuente : 257.uy