No aparecen en las noticias policiales, pero se habla de ellos en algunos espacios políticos, según el compromiso del periodista y sobre todo de los dueños del medio. Diariamente se cometen crímenes con el intelecto. Algunos avergonzantes en un país históricamente digno de su separación de poderes y su democracia. En general (salvo el caso Marset y algún otro) no habría de por medio narcotraficantes. Sobre todo se trata de «ataques políticos», si se les pudiera denominar. Referentes de una manera de pensar, inventan realidades inexistentes o bombardean la democracia (como lo hacía la dictadura), para lograr violentar el pensamiento de los electores. No piense que exagero. Va una alegoría como ejemplo.

Comentando el «Ultimo tango en París»(1972), las crónicas del Séptimo Arte, han considerado que la famosa «escena de la mantequilla», fue un acto de violación (de violencia sexual), aun suponiendo que Marlon Brando no hubiera penetrado a María Schneider contra la voluntad de la artista. Periodistas, críticos y la propia María Schneider, afirman que la violación residió en la forma en que se decidió y filmó la escena, sin que la joven actriz de 19 años, tuviera opinión, información y conocimiento previos. La historia posterior de María Schneider, da cuenta de que el hecho la habría marcado para siempre, con un trauma que no pudo superar y la llevo a las drogas y otros males.

El crimen cometido fue contra el intelecto de la actriz, pergeñado por el director Bernardo Bertolucci y la estrella Marlon Brando. Ambos cometieron un crimen contra la jovencita. Un crimen del intelecto.

Ojalá el ejemplo no hiera sensibilidades, pues la película fue prohibida en Uruguay por varios años (seguramente dictadura mediante); pero consideré necesario presentar una imagen muy gráfica de lo que trato de explicar en el terreno político. Reiteradamente hay referentes que violan el derecho a la verdad que tiene la población. 

Un caso. Alvaro Delgado, precandidato blanco a la presidencia de la República ha difundido una larga publicidad con muchas falacias. Resalta realizaciones inexistentes o falsas del gobierno herrerista (que apoyan cabildantes y colorados), para inducir a creer que la coalición de colores ha hecho cosas a favor del Pueblo, que no son tales. Crimen del intelecto: violación de la credibilidad popular

«Un despliegue casi obsceno…» dijo el senador Manini de Cabildo Abierto, seguramente en referencia al millonario (en pesos) spot de Delgado. Casi cinco minutos en televisión, valen una fortuna (o deberían costar si se pagaran), digo yo.

 Creo que más allá de la violación o no de la ley que restringe la publicidad en las elecciones y del supuesto precio del video, hay en él un anti valor más chocante. La pieza contiene como afirmaciones, temas muy discutibles cuando no falsos. El objetivo de destacar las supuestas acciones y logros del gobierno herrerista (y su retroceso social), lleva al precandidato blanco a cometer «crímenes intelectuales». Asegurar que el tremendo invento del proyecto Neptuno Arazatí, brindará «infinita» cantidad de agua, es vergonzoso. Sabido es que esa obra, considerada mala para el ambiente, podrá proveer sólo una parte del consumo de la región metropolitana, transformando agua salada en potable, cuando no tenga carga de cianobacterias, de probada existencia en esa zona del Río de la Plata en parte del año. 

Otra violación intelectual es tratar de hacer creer a la gente que «se erradicarán los asentamientos» con los planes de este gobierno. La verdad (si se cumple) es que se intervendrían 120 de los 600 ó 650 asentamientos oficialmente reconocidos. De los «15.000 hogares intervenidos» hay documentación que asegura que sólo son 5.200 viviendas nuevas y los demás serían trabajos en casas ya existentes. Puede seguirse la lista de desaciertos del discurso de la publicidad de Delgado, todos probatorios de un intento de engaño a la población. Aunque el gran aviso fuera gratuito y estuviera dentro de la ley, su contenido estaría viciado de falsedades. Constituiría un crimen intelectual que la población no lo merece. 

Pero lo más grave llegó esta semana: la revelación de las presiones del Partido Nacional sobre la Fiscalía, en varios casos. Lo dijo su presidente (por lo tanto lo dijo el Partido), en conversaciones que fueron reveladas. El hilo, como siempre en el gobierno nacional, se cortó por donde se pudo: renunció Iturralde, el presidente de lengua rápida, amenaza fácil y desprecio por los fiscales. Ese fenomenal pecado contra el intelecto no puede arreglarse con la renuncia a un cargo privado: es realmente un crimen. La presión de una persona política pública, sobre un fiscal, debe ser delito. Está por lo menos induciendo a la violación de  la ley y marcando un límite desconocido de la corrupción política uruguaya.

Siento pena por la multitud de ciudadanos nacionalistas buena gente, que no merecen que digamos que «los blancos son pillos». Lo son una caterva de vividores a costa del Pueblo, que se creen seres superiores, dueños de llevarse todo por delante.

¡Cuidado con estos personajes pillos! Seguramente no son sólo blancos, aunque estos como dueños del gobierno, pagan el pato.

Debe difundirse la verdad; cada mentira cada atropello, son puñaladas a la democracia. Crímenes intelectuales a la población.

Ramón Fonticiella es Maestro, periodista, circunstancialmente y por decisión popular: edil, diputado, senador e intendente de Salto. Siempre militante

UyPress – Agencia Uruguaya de Noticias

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