En nota anterior comenzamos a analizar esta consigna-promesa electoral- que las fuerzas políticas de derecha que están hoy en el gobierno, emplearon con mucho éxito en la campaña electoral pasada. Apoyados probablemente en cuantiosos recursos económicos, inundaron los hogares uruguayos con aquello de ofrecer darnos “los mejores 5 años de nuestras vidas” a cambio obviamente del voto mayoritario hacia la, naciente en aquel momento, “coalición multicolor”.

Complementariamente a esa consigna prometieron resolver problemas de alta sensibilidad en nuestra sociedad. En los años previos al electoral, con una intensa y machacona campaña permanente, habían logrado instalar en buena parte de la población uruguaya que todo era un desastre y que la responsabilidad era exclusivamente del Frente Amplio (FA). Entre los principales “temas estrella” estaban la inseguridad, a lo cual nos referimos en la nota inicial, y la educación, al que nos referiremos en esta.

No podían negar los notorios avances en educación logrados durante los tres períodos de gobierno frenteamplista, sobre todo si se contrastaban con los anteriores gobiernos de derecha post dictadura. Por tanto tuvieron que buscar “fantasmas” para relativizar o mejor aún, descalificar, dichos avances. Y los encontraron: ¿Para algo deben servir los asesores de marketing político tan bien pagados no?

El presupuesto educativo había crecido sustancialmente, lo que posibilitó el aumento del salario docente así como el de la inclusión democrática de amplísimos sectores en la educación pública, además de mejorar las condiciones donde se desarrolla el proceso de enseñanza-aprendizaje producto de una gran inversión en edificios y materiales educativos. Conjuntamente con esto, se generó un proceso de participación ampliamente reclamado por los actores involucrados en la educación, reclamos estos acordes con la mejor historia de la enseñanza en nuestro país. Quedaron, sin duda, aspectos por profundizar y otros por resolver y también se cometieron errores; pero los avances fueron notorios e innegables.

Se agitaron ostensiblemente los “fantasmas” a los que nos referíamos más arriba. Algunos de ellos: “se malgastan los importantes recursos asignados”, “los alumnos no aprenden”, “los sindicatos gobiernan la educación”, “quieren cambiar nuestra historia”. Desmontar una a una estas mentiras merecería otras notas y más espacio. Hoy queremos dedicarle lo que queda de esta a las respuestas dadas por este gobierno a los problemas por ellos tan promovidos.

Rebajaron el presupuesto en educación (alguien podría decir, “saben cómo hacerlo y lo volvieron a hacer”), solo en los tres primeros años la disminución fue del orden de los 190 millones de dólares (con ese “ahorro” podrían haber construido 93 liceos de los 136 que fantasiosamente prometieron en campaña electoral), disminuyeron el presupuesto ejecutado por alumno (131678 pesos anuales por alumno en 2019 contra 125631 en 2021), pero dicen ampulosamente que para ellos, “el centro es el alumno”. Eliminaron los Consejos de Primaria, Secundaria y UTU y con ellos la representación docente en esos subsistemas, instalando en su lugar “gerencias” unipersonales. Esto ha derivado en una conducción autoritaria e instalado un ambiente propicio para la persecución a docentes y un intento permanente de descalificación de los sindicatos y de otras instancias de participación como las ATD. A todo esto hay que agregar la imposición de una desastrosa reforma educativa.

Al análisis de esta tan negativa reforma educativa probablemente le dediquemos otra nota.

Daniel Dalmao

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