La organización liderada por el narcotraficante uruguayo Sebastián Marset y los hermanos Insfrán Galeano empleó centros religiosos como fachada para lavar dinero y posicionar figuras clave en la política paraguaya, reveló una acusación penal.
La reciente acusación del fiscal paraguayo Deny Yoon Pak pone en evidencia cómo el narcotraficante uruguayo Sebastián Marset y los hermanos paraguayos Miguel Ángel y José Alberto Insfrán Galeano construyeron un complejo esquema criminal que combinó el tráfico de cocaína, el lavado de dinero y la religión. Según el escrito de 414 páginas, el grupo utilizó asociaciones religiosas para justificar ganancias ilícitas y financiar campañas políticas.
Marset, mencionado 46 veces en el documento, empleó identidades falsas para ingresar droga a Paraguay y luego enviarla a Europa y África, obteniendo enormes ganancias, como lo demuestran incautaciones por 500 millones de dólares. Por su parte, José Alberto Insfrán, pastor del Centro de Convenciones Avivamiento en Curuguaty, utilizó los recursos provenientes del narcotráfico para adquirir inmuebles, construir sedes religiosas y justificar las ganancias como provenientes de actividades religiosas, según revela este lunes el diario El País.
El fiscal señala que el objetivo final de Insfrán era incursionar en la política representando a la organización criminal, con campañas financiadas por dinero del narcotráfico. Además, se impulsó la candidatura de Magno De León Villalba para la Municipalidad de Curuguaty y se apoyó la carrera al Senado de Juan Carlos Ozorio, quien facilitó la logística para el transporte de drogas y el lavado de activos a través de empresas vinculadas.
En octubre de 2021, el narcotraficante uruguayo Sebastián Marset fue detenido semanas después en Dubái, Emiratos Árabes, por tener documentación paraguaya falsa y fue liberado tras recibir el pasaporte uruguayo el 25 de noviembre de 2021 pese a que Cancillería recibió advertencias provenientes de diplomáticos.