Todos los meses de mayo y de junio son muy especiales. En mayo porque acompañamos la Marcha del Silencio y en junio porque reafirmamos una vez más que no queremos nunca más un Estado que atropelle los derechos humanos de sus ciudadanos, que desaparezca a jóvenes, que persiga y viole a mujeres, que tenga presos políticos, que rompa familias y que deje vidas truncadas para siempre.

Pero para lograr un efectivo “Nunca Más” es necesario que todos trabajemos juntos como país desde los más diversos ámbitos construyendo desde las acciones cotidianas en el lugar que nos toque, una reivindicación a los derechos más básicos y preciados: respeto, tolerancia, aceptación de la diversidad cultural, religiosa, política, entre otras.

Cuando asistimos a voces revisionistas que tratan de borrar con el codo las acciones que quedaron incrustadas en la historia, tenemos que reivindicar la plena vigencia de las justas demandas de verdad, justicia y reparación sobre las violaciones a los derechos humanos ocurridas en el pasado. Pero grande sería el error si solo enmarcamos la temática de los derechos humanos en las graves violaciones cometidas por el Estado entre los años sesenta y ochentas.

Los derechos humanos es un tema del presente, del cotidiano vivir sobre el que se debe todo nuestro accionar cotidiano. Para ello se requiere que todos los actores políticos construir tengamos la capacidad de trabajar activamente desde todos los ámbitos en la promoción y difusión del respeto a los derechos humanos por parte de la ciudadanía. Hoy es tiempo de garantizar especialmente que las nuevas generaciones comprendan y valoren la importancia de que respetemos el derecho a la vida, a la integridad física, a pensar distinto, a la libertad de expresión.

Por ello es que es mi compromiso y debería ser el de muchos actores políticos poner barreras, cortafuegos a quienes pretenden avanzar con discursos autoritarios, del populismo del pasado y con la ligereza de un tweet van desperdigando odio y generando micro-agresiones a periodistas, a la oposición política, a las minorías sexuales, a los jóvenes, a las mujeres, a los migrantes. El sistema político uruguayo y la sociedad toda se debe llamar a la reflexión respecto a la continua polarización que se está dando por ciertos actores en el debate político, cayendo muchas veces en posiciones fundamentalistas desde las que se desdeña al otro por pensar o ser distinto, ya sea en términos políticos, religiosos, de orientación sexual, o lo que sea.

Sin necesidad de mencionarlos directamente hoy vemos como a fuerza de clicks tenemos todos los días actores políticos que buscan extremar posiciones y quebrar puntos de acuerdo y/o alcance entre los diversos actores del sistema político.

He ahí mi llamado a que en estas semanas tan especiales, pero sobre todo, todos los días desde la tarea que nos toque enfrentar pongamos la construcción de los derechos humanos como un concepto cotidiano y cercano. Yo también aporto al respeto a los derechos humanos cuando cuido el medio ambiente, cuando refuerzo mi empatía antes de juzgar al otro, cuando jerarquizo el diálogo antes que el enfrentamiento sin sentido, cuando respeto a las personas que piensan distinto a mi parecer, y así, en una interminable lista de pequeñas acciones que si hacen al respeto a los derechos humanos.

Como gobernantes colocar los derechos humanos en el centro de todo significa tomar decisiones, implementar políticas públicas y administrar los recursos de la ciudadanía bajo los parámetros de respeto a los derechos civiles, políticos y sociales de nuestros compatriotas. Y en tiempos de carestía inusitada de los productos de primera necesidad cabe destacar que la falta de trabajos dignos, la falta de garantía de acceso a la canasta básica familiar también es una violación muy importante de los derechos humanos que se profundiza sobre todo en mujeres, en hogares compuestos por adultos mayores, y sobre todo en nuestra niñez.

Por ello no podemos permitir el avance de discursos que pretenden reducir los temas de derechos humanos solo al pasado reciente y la responsabilidad del Estado, también es necesario incluir una perspectiva integral de los derechos humanos que nos muestre con esta perspectiva la gravedad de lo que están sufriendo nuestros compatriotas.

Este y todos los meses estoy seguro que somos muchos más los que estamos del lado de la historia que busca profundizar el respeto efectivo a los derechos humanos en nuestro país. Cuidar los derechos humanos hoy, es la única garantía de que violaciones tan terribles como las ocurridas en el pasado no vuelvan a suceder. Esta titánica tarea no está reservada solo para los gobernantes, sino que se sostiene fundamentalmente en acciones cotidianas de cada uno de nosotros. ¿Y tú que vas a hacer hoy por respetar y promover los derechos humanos?

Andrés Lima

Intendente de Salto

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