Hace poco más de una semana, Uruguay se vio sumido en un gravísimo escándalo que dejó al descubierto una trama de ocultamiento en el corazón del gobierno nacional. En un comunicado a la opinión pública, el Partido Socialista del Uruguay (PS) escribió que se reveló que algunas figuras del gobierno de Luis Lacalle Pou habrían mentido u ocultado información al Parlamento y a la ciudadanía, y, para empeorar la situación, se destruyeron documentos después de una reunión dirigida por el Presidente de la República y en la que participó su principal asesor, en lo que algunos señalan como un intento por ocultar información valiosa y comprometedora para la investigación.

Pero esta es una perla más de un extenso collar de corrupción y blindaje: un gobierno que defiende privilegios e incrementa las desigualdades, por sus propios vínculos y lógicas, utiliza el poder del Estado para beneficiar a pocos. Siendo más precisos, y como denunciamos tempranamente las y los socialistas en la primera interpelación de este periodo sobre las exoneraciones tributarias que se otorgaban entre ellos: ‘gobiernan para beneficiarse a sí mismos’. Eso implica corrupción sistemática. Y la corrupción sistemática no es casualidad sino necesidad política de una lumpenburguesía que tienen gran peso en el gobierno. La corrupción va a su vez acompañada de intentos permanentes de tapar, desviar, minimizar lo que está pasando. En definitiva, de blindarse, frente a la ciudadanía, al sistema de justicia, al Poder Legislativo”, agrega el comunicado del PS.

Sin embargo, lo que hace diferente a este capítulo es su conexión con el narcotráfico, un actor hasta ahora aparentemente distante de la esfera política, agrega el sector de izquierda integrante del Frente Amplio. Las irregularidades reveladas no solo constituyen una herida democrática, sino que plantean preguntas profundas sobre cómo se perpetúan mecanismos y privilegios que fortalecen a élites, tanto lícitas como ilícitas.

Los barrios en los márgenes urbanos, especialmente en el área metropolitana, se han convertido en territorios de disputa y resistencia, donde el sonido de las ametralladoras es moneda corriente y la vida cotidiana está en manos de grupos vinculados al narcotráfico. Esta realidad, combinada con la inseguridad alimentaria, el recorte de programas sociales y educativos, y la creciente economía informal, crea un caldo de cultivo para el narcotráfico afianzarse y ofrecer una alternativa económica y social de supervivencia.

El Partido Socialista del Uruguay expresa su profunda preocupación por la situación y destaca la selectividad del sistema de justicia y penal, donde mientras las cárceles se llenan de mujeres pobres por posesión mínima de drogas, grandes narcotraficantes gozan de ciertos beneficios y prestigio. Además, denuncian las decisiones gubernamentales que colaboran con la proliferación del narcotráfico al flexibilizar controles al lavado de activos y recortar presupuestos al sistema de justicia.

En este contexto, el PS hace un llamado a la movilización ciudadana contra la corrupción y los privilegios, respaldando la iniciativa del PIT-CNT, FUCVAM y FEUU para una gran movilización por la democracia y contra la corrupción el próximo lunes a las 18 hrs. en la Plaza Libertad de Montevideo. La voz del pueblo, expresada a través de la movilización, es fundamental para enfrentar el poder del capitalismo ilegal y construir una política popular y transformadora.

lr21.com.uy

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *