En mis permanentes recorridas por el Departamento siempre veo el trabajo y el sacrificio que pasan muchos salteños por ganarse con el sudor de su frente el sustento para sus familias. ¿Qué se deja atrás cada vez que se pone nuestra vida en un trabajo? Pues horas del bien más preciado, el tiempo, ese que es finito y con el que no hay que jugar.
Siguiendo el camino que ha encabezado el compañero Intendente Andrés Lima he resuelto adherirme a la campaña de recolección de firmas para llevar a plebiscito una nueva reforma de la seguridad social que baje a 60 años la edad mínima de retiro.
Ante todo, quiero expresar mi firme confianza en la democracia de nuestro país y en el método que los ciudadanos uruguayos hemos adoptado para abordar los asuntos más importantes: a través de mecanismos de democracia directa. Entonces, ¿cómo podemos oponernos a la iniciativa ciudadana de permitir que los afectados decidan su propio futuro? ¿Por qué deberíamos negar la posibilidad de que la ciudadanía resuelva este asunto tan crucial? Es por esta razón que respaldo la campaña de recolección de firmas promovida por el Pit-Cnt.
Por eso, respaldamos la recolección de firmas para llevar a cabo un referéndum que modifique el artículo 67 de la Constitución de la República, con el fin de garantizar: a) El derecho a la jubilación común a partir de los 60 años y 30 años de servicio, y que ninguna jubilación o pensión sea inferior al salario mínimo nacional. Es esencial permitir que la ciudadanía determine la dirección que debe tomar el sistema de seguridad social. En este caso, no hay margen para interpretaciones divergentes y no debemos temer quedar en minoría: estamos convencidos de que es crucial abrir este debate.
Pero para aclarar a algunos despistados, es necesario volver al fundamento de nuestro sistema de seguridad social.
En primer lugar, el sistema de jubilaciones solidario representa un pilar fundamental de justicia social. Asegura que aquellos que han contribuido al progreso de nuestra sociedad durante su vida laboral, puedan disfrutar de un retiro digno y tranquilo. No se trata solo de un derecho, sino de un reconocimiento a la valiosa labor de nuestros ciudadanos.
Además, este sistema garantiza una red de seguridad para aquellos que, por diversas razones, no han podido acumular suficientes recursos para su jubilación. Es un compromiso con la protección y el apoyo a los más vulnerables de nuestra sociedad, demostrando que no dejamos a nadie atrás.
A diferencia de otros modelos, el sistema de jubilaciones solidario fomenta la cohesión social y la colaboración entre generaciones. Los trabajadores activos contribuyen al sostenimiento de las jubilaciones de quienes ya se encuentran jubilados. Es un acto de solidaridad que une a toda la comunidad en un esfuerzo conjunto por garantizar un futuro tranquilo para cada uno de nosotros.
Asimismo, este sistema es sostenible a largo plazo. Su fortaleza radica en su capacidad para adaptarse a los cambios demográficos y económicos. Asegura que las futuras generaciones también puedan disfrutar de un retiro digno, manteniendo la estabilidad y equidad en nuestro sistema de seguridad social.
Es cierto que ningún sistema es perfecto y siempre habrá desafíos que superar. Sin embargo, en lugar de desechar lo que hemos construido, debemos trabajar juntos para mejorarlo y perfeccionarlo.
En momentos de incertidumbre y cambio, es cuando más debemos valorar la estabilidad y la confianza que nos brinda nuestro sistema de jubilaciones solidario. Es un tesoro que debemos preservar y perfeccionar para las generaciones venideras.
En resumen, nuestro sistema de jubilaciones solidario es una manifestación palpable de nuestra responsabilidad y compromiso con el bienestar de todos los ciudadanos. Es una herramienta poderosa para construir una sociedad más justa, equitativa y cohesionada. Sigamos defendiendo y fortaleciendo este pilar fundamental de nuestra nación. ¡Juntos, podemos asegurar un futuro digno y tranquilo para todos!
Álvaro Lima
Diputado por Salto