Yamandú Orsi llegó al Palacio Legislativo algunos minutos más tarde de lo previsto en el protocolo. Lo esperaba junto a la escalinata de acceso Carolina Cosse para darse el primero de la larga serie de abrazos, ingresaron juntos y saludaron a los integrantes de la comisión designada por el Asamblea general para recibirlos, lo que dilató un poco más el inicio de los actos oficiales del traspaso de mando, pero permitió que llegase a tiempo el presidente basileño Luis Inacio Lula Da Silva, el último en ingresar al recinto. Luego de la interpretación del Himno Nacional por los coros del Sodre el entonces todavía senador Alejandro Sánchez, presidiendo el cuerpo, tomó a ambos mandatarios electos el respectivo compromiso de honor, tras al cual quedaron investidos. A continuación Cosse tomó la conducción de la sesión e invitó al flamante presidente a dirigirse a los presentes. Orsi, tras los saludos protocolares, estribó su discurso en la continuidad democrática en el país, que ayer celebró 40 años de forma ininterrumpida en el que es, desde hace algunos años ya, el período más extenso de la historia de nuestra pública, contando desde el 1º de marzo de 1985, cuando asumía Julio María Sanguinetti su primera presidencia. “Atrás quedaba el período más doloroso de nuestra historia contemporánea marcado por la persecución política y la crueldad humana como método de gobierno y por el saqueo económico como parte central de ese proyecto político”, refirió. Agregó que de este período persisten hasta hoy secuelas frente las que afirmó que es “tan justo como imprescindible mantener intacto el compromiso con la libertad, la verdad y la justicia”.
REFERENTES
Luego aludió a su recorrido personal e hizo un reconocimiento a referentes de quienes valoró sus enseñanzas: José Mujica, Tabaré Vázquez y el exintendente de Canelones, Marcos Carámbula, a quien no solamente sucedió en el cargo sino que además acompañó desde la secretaría general. Orsi valoró y agradeció el trabajo de los partidos políticos en esta etapa del país y agradeció expresamente a los tres expresidentes que se encontraban en sala compartiendo uno de los palcos: Sanguinetti, Luis Alberto Lacalle Herrera y Mujica, así como a los desaparecidos físicamente Vázquez y Jorge Batlle, y de quien ayer se despidió del cargo colocándole la banda presidencial, Luis Lacalle Pou. Agradeció “a todos ellos por sostener y alimentar esta reconstrucción democrática de manera ininterrumpida durante cuatro décadas” antes de volver a ponderar el rol de los partidos políticos, sin los cuales, dijo, no hay democracia. “Bien sabemos que tenemos que atesorar esta construcción en tiempos donde prolifera las expresiones de anti política y las lógicas excluyentes. Seamos siempre adversarios, pero nunca enemigos y alejémonos todo lo posible del cinismo y la frivolidad para no tener que lamentar el descreimiento en la política y sus consecuencias”.
EL QUÉ
En su discurso ante el Parlamento Orsi dijo no llegar “con un espíritu refundacional, pero sí con la certeza de que las causas de nuestro pueblo no admiten la menor demora”, en una paráfrasis de una frase artiguista, que no sería la única. Esbozó algunas pocas líneas de acción, pero sin plantearse objetivos, sin metas que definan el rumbo, y mucho menos aludió al cómo se van a encarar estos desafíos. Sí valoró como frutos de una acumulación positiva en estos 40 años de democracia el haber conquistado “cada vez más derechos. Cada vez más desarrollo cultural, artístico y científico”, por lo que considera que es “mi deber, además de mi convicción, cultivarla en distintos planos de la vida nacional”. Atribuyó a esa “acumulación positiva” que “cada vez más jóvenes del interior del país acceden a una educación terciaria gratuita, producto del esfuerzo de la Universidad de la República y de la UTEC” y el que “el Uruguay sea un país de reglas estables donde los contratos se cumplen, donde el Estado honra sus compromisos, donde la estabilidad macroeconómica es una política de estado”.
EL CÓMO
El flamante presidente afirmó que “no comienza un tiempo de refundación, sino uno de nuevas propuestas y de construcción permanente”. El país, dijo, “necesita recuperar la senda del crecimiento”, pero un crecimiento que se logre “a partir del desarrollo más intensivo del conocimiento y de la inversión”, pero a la vez con mayor cantidad y calidad de trabajo “que permita un piso de dignidad salarial y con esto una mejor distribución del ingreso”. Reconoció la relevancia del “Uruguay ganadero que viene desde nuestros orígenes” y mencionó además la “soberanía y sustentabilidad energética”. Uno de los pocos anuncios concretos que hizo fue el de la creación de una Secretaría de Tecnología e innovación en Presidencia de la República. Un anuncio que va en línea con su visión de poner “el Uruguay de la ciencia, la investigación y la innovación como pilares para el desarrollo y su contribución en la economía basada en el conocimiento”. También dejó planteada su preocupación por el cambio climático, “que nos advierte que debemos formular estrategias de desarrollo. Con un enfoque sostenible y humano, respetando los límites de la naturaleza y garantizando un futuro mejor para las próximas generaciones”. Al respecto agregó que el país debe prepararse para hacer frente a eventos climáticos extremos, lo que “exige planificación, inversión y compromiso. Debemos fortalecer nuestra infraestructura, mejorar los sistemas de respuesta y priorizar políticas de mitigación y adaptación para proteger a nuestra gente”. El otro anuncio fue la creación de un Plan Nacional de Aguas “para garantizar el abastecimiento, la producción y la protección de uno de nuestros recursos más valiosos, y desarrollar el riego como una estrategia nacional para agregar valor a nuestra producción”.
PRODUCCIÓN
Sin plantear objetivos concretos, el nuevo presidente anunció que hará “todos los esfuerzos para ampliar y mejorar la producción de carne, de arroz, de soja, de madera, de celulosa”, pero que a la vez que “consolidar el agronegocio” también pretende fortalecer la producción familiar y proteger “adecuadamente a la granja y a la lechería”. Como marco Sí anticipó que el gobierno impulsará el diálogo y los acuerdos entre trabajadores y empresarios, en la medida que todo esto lo demandará, “no solo con el fin de que existan mejores relaciones laborales sino como mecanismo imprescindible para un desarrollo económico equilibrado”. No quedó fuera, por supuesto una alusión a los temas de seguridad, que han sido una de las principales preocupaciones en los últimos gobiernos. En cierta forma también recogió el guante en la polémica que se produjo días pasados a raíz de declaraciones del nuevo ministro del interior sobre el combate al narcotráfico. “No habrá contemplación alguna con el delito ni con la represión del delito, pero bien sabemos que la solución será insuficiente y hasta demagógica si no atendemos decididamente las múltiples causas de la violencia”, manifestó. Y agregó, para despejar dudas, que “sigue intacto nuestro compromiso con la lucha frontal contra el crimen organizado, el narcotráfico y el lavado de activos. Y estamos convencidos de que un compromiso de tal magnitud solo puede ser asumido con la colaboración y cooperación entre los países hermanos”.
POBREZA
Otro desafío que planteó fue el del combate a “afrentas dolorosas que nos niegan como sociedad. La primera de ellas la pobreza infantil. Un país que no cuida a sus niñas, a sus niños, no se cuida a sí mismo” y señaló como inconcebible “que un país de renta alta como el nuestro tenga uno de cada cinco de sus niños y adolescentes viviendo bajo la línea de pobreza. Tenemos que garantizar un mínimo de dignidad y lograr que cada niño pueda alimentarse en su casa”. En la misma línea planteó que es necesario “incentivar la feliz aventura del aprendizaje. Asegurando que cuenta con las herramientas indispensables para comenzar las clases, por ejemplo”. Dijo además que “bien sabemos que no hay infancias pobres sin adultos pobres”, por lo que se debe garantizar el sustento “de las familias que tienen a esos menores a cargo, en especial el de las mujeres jefas de hogar”. El mandatario también mencionó como una urgencia la atención los problemas de salud mental que afectan a la población de manera transversal. “Debemos atacar esta problemática desde una lógica integral, entendiendo por esto el abordaje de distintas ópticas social, sanitaria, cultural y comunitario”, y anunció que pretende “volver a los territorios con más fuerza” e “ir al encuentro de aquellos que históricamente quedan olvidados”.
LIBERTAD
Aunque manifestó su intención de “aportar a la construcción de mayores espacios de libertad”, Orsi marcó la cancha en cuanto a que su concepto de libertad se aleja del “ultra individualista que predica el predominio del más fuerte. Nunca será esa nuestra noción de libertad” y que, en cambio, entiende que se trata de “la clave de la convivencia e igualdad de oportunidades en los aspectos esenciales de la vida”. En un sentido similar se había pronunciado previamente al decir que “nunca supe llevarme bien con los muros, tampoco con los ideológicos”. En el último tramo hubo espacio para una nueva paráfrasis artiguista. “La única ambición de este gobierno está íntimamente ligada a la búsqueda de la pública felicidad. La democracia también goza de buena salud cuando sus instituciones son sólidas”. Y de nuevo, y de forma más explícita, renovó su compromiso de que “la democracia. Gozará de una mejor salud el día en que todas las familias uruguayas sepan dónde están sus familiares desaparecidos”.