El 14 de marzo pasado Belén, el pueblo más antiguo al norte del país, cumplió 223 años de su fundación. Los festejos, con gran éxito, se realizaron viernes, sábado y domingo iniciando la “Semana de Turismo”.
Belén siempre festeja su aniversario. Sus habitantes y todos los aquí nacidos lo sienten como un aniversario propio, esto es algo que llama la atención y nos parece una singular forma de mostrar real “sentido de pertenencia”.
Creemos es de destacar que este año las jornadas festivas lograron una muy buena convocatoria, la gente del Pueblo acompañó sin dudas, pero además llegó hasta el “Parque Gabinito” un numeroso público visitante desde distintas localidades cercanas. También es de destacar que, el clima de alegría y entusiasmo con que se desarrollaron las jornadas muestra que existió mucho esfuerzo organizativo detrás y por tanto mucha gente trabajando voluntariamente para que todo saliera bien. Es un muy buen ejemplo de lo que se puede lograr cuando la gente participa en diversas organizaciones sociales y logra el apoyo de las instituciones públicas, en este caso el Municipio y la Intendencia principalmente.
Este pueblo, lo hemos dicho reiteradas veces, ha sufrido históricamente muchas calamidades: incendio que prácticamente lo hizo desaparecer, pero volvió, olvido casi siempre de parte de la mayoría de los gobiernos de turno, cierre de sus fuentes de trabajo, invasión del agua por la formación del lago de Salto Grande lo que le causó pérdidas irreparables para su entorno paisajístico, ambiental y productivo, conjuntamente con esto le llevaron la ruta a 11 km aislándolo más aún y podríamos seguir. Sin embargo los belenenses quieren vivir en su pueblo, si lo tienen que dejar por diversas circunstancias de la vida, llevan a cuestas sus nostalgias y en cuanto pueden regresan siempre.
Son tiempos donde la vida en las ciudades, con todas las oportunidades que ofrece también acarrea dificultades cada vez mayores en cuanto a la convivencia, las expresiones de violencia, del delito, la falta de solidaridad, etc. Frente a esto, la alternativa de vivir en pequeñas localidades es una opción válida para muchos que lo prefieren así. La vida tranquila, sencilla, el conocer al vecino, el recibir y practicar la solidaridad están muy presentes en estas comunidades. Los avances tecnológicos y las mejores posibilidades de transporte ayudan mucho hoy a romper el aislamiento antes tan presente.
Ahora, es indudable que para que estos pueblos puedan ver el futuro con optimismo son necesarias políticas públicas activas y eficaces. Un gran tema a resolver siempre, es el de las fuentes de trabajo. La población laboralmente activa de Belén en su gran mayoría debe salir diariamente y recorrer varios kilómetros para llegar a su lugar de trabajo. Más aún, muchos deben ausentarse toda la semana o por tiempos más prolongado ocuando no, emigrar definitivamente. En la creación y sostenimiento de fuentes genuinas de trabajo para estos lugares, el papel del estado es fundamental. Gran tarea ahí para los gobernantes.
Lo que decimos para el trabajo lo podemos repetir para las posibilidades de estudio, de atención a la salud, la calidad de los servicios en general, etcétera.
Belén tiene además un gran potencial no desarrollado aún en materia de turismo. Otra gran tarea para los gobernantes. La cercanía con el centro termal de Arapey, con una adecuada coordinación mediante, puede y debe ser un factor que posibilite definitivamente el desarrollo de este potencial. La producción hortícola en la zona de chacras que rodea al pueblo también da muestra de otras posibilidades, pero que necesita un impulso importante y para esto, otra vez la necesidad de políticas públicas aparece como una cuestión imprescindible.
Cuando se generan las condiciones, la gente de este pueblo participa. Instrumentos legales existen, por ejemplo la ley de “descentralización y participación ciudadana”. Otros podrán crearse, pero es fundamental la voluntad política de los gobernantes y la generación de políticas de estado, que persistan y tengan continuidad.
Estos tiempos electorales son propicios para estimular la imaginación y los compromisos en la búsqueda de soluciones y también para el trazado de caminos de desarrollo sostenido. Ojalá puedan ser aprovechados de la mejor manera posible.
Daniel Dalmao.