Me pregunto dónde están los dirigentes de la salud salteña para que asuman las omisiones que han cometido en la salud de Salto. Todos ellos ya están buscando dónde «prenderse», que les asegure mantener la renta a la ineficiencia. Son muchos cargos que no arrojaron iniciativas o innovaciones, con viáticos, cafés y mates, vehículos y fotos infaltables.
Hay sumarios que responden a la autocracia de los jefes, concursos falsos que no hacen más que regar el nepotismo consagrado, ocultamiento del lucro generado por organizaciones médicas privadas que dejan una deuda de 2.000.000 de U$S a ASSE. ¿Qué dice la dirección del hospital? ¿No amerita una auditoría de utilización, costos y reales beneficios? ¿Es posible que de esta debacle surjan candidatos/as a diputación? Se ha vuelto natural que exministros y senadores sigan prestando respaldo a profesionales sin crédito alguno.
¿Cómo es posible que el jerarca de la RAP otorgue número para consulta pediátrica dentro de 2 meses? Después de 4 años no conocen la misión.
¿Es posible que después de 4 años la salud deteriorada postule una decena de aspirantes a diputados? ¿Será que fue pensada como “semillero político”?
Recordando a Spencer Johnson en “Las Cimas y los Valles”, metafóricamente deja mucha enseñanza: “Las cimas y los valles no son sólo los buenos y malos momentos que te puedan ocurrir” – “Son también cómo los sientes y cómo reaccionas ante hechos externos” – “Las cimas y los valles están conectados” – “Los errores cometidos en los buenos momentos crean los malos momentos del futuro” – “Lo más sabio es crear durante los malos momentos actuales los buenos momentos del futuro”. A estudiar, muchachos/as.
El “vocero hospitalario”, que ha flotado entre muchos cargos siempre con patrañas y fanfarronadas, siempre financiado inescrupulosamente, siente una vez más que puede ser representante en el legislativo.
Quizás algún día se interprete que con los sueldos de estos burócratas se podría fácilmente haber comprado un tomógrafo más que necesario para el hospital. Nunca mencionó esa necesidad la Sra. Directora.
Es irritante la ignorancia de varias leyes vigentes. Me permito recordarles a los sres. y sras., la ley 18.786, sobre la participación público-privada, para la realización de infraestructuras de servicios.
En su art. 3, incisos C y D, admite obras de infraestructura social, obras para la disposición de residuos y centros de salud. En el (D II) “servicios sanitarios cuando se trate de centros de salud”. (publicada en agosto del 2011).
Ninguno la ha mencionado o ha preguntado, sobre todo la integrante de un directorio partidario que podría haber, como esperábamos, facilitado gestiones en la salud, pero se dedicó a “mandonear” y a regar el nepotismo. Dicen además que fuma en lugar prohibido.
Salto tiene una histórica clínica oncológica privada desde antes de los ochenta, pero hoy no cuenta todavía con acelerador lineal (el hospital Tacuarembó nos supera en eso y tantas cosas). Entiendo que se está ignorando o por la vía pública o a través de consorcios que tendrían gestión público-privada. ¿Hay una resistencia al cambio o temor a incertidumbres o apego a hacer “la plancha”? Si no se introducen cambios, será cada vez más difícil la sostenibilidad del sistema. Son apóstatas de la salud. Temerarios en la función.
Según Abraham Lincoln: “Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”.
Sin el “Espacio Puerto” quizás se podría haber financiado un tomógrafo. Tiempo agotado, asumir culpas y a esperar las urnas.
Fuente : Crònicas del Este