El 1° de enero, a la hora del almuerzo, presos que están recluidos en unidades de los Módulos 10 y 11 del Comcar denunciaron que en la comida había restos de roedores. Incluso se logró hacer un registro fotográfico, al que accedió Así Nos Va, en que se ve un recipiente con guiso, y lo que parece ser la pata del animal, la cola y costillas.

Ante la denuncia hecha por los reclusos, las autoridades dispusieron una investigación interna que se realizó entre el 1º y el 3 de enero. En el marco de la misma, se interrogó a operadores penitenciarios, a los funcionarios policiales y a los privados de libertad involucrados.

La investigación, a la que accedió Así Nos Va, concluye que el registro fotográfico muestra que efectivamente hubo restos óseos de ratas en los alimentos pero que no se comprobó su presencia en las ollas que se usaron para preparar la comida.

En otros sectores, donde también hubo denuncias, pero no hay imágenes, la investigación concluye que hay falta de veracidad y señalan como un elemento para afirmar esto que los mismos privados de libertad le restan importancia al hecho.
“Los privados de libertad solo constataron por única vez la presencia de restos óseos de ratas el 1º de enero. Antes y después los alimentos proporcionados por el establecimiento estaban en buenas condiciones”, asegura el informe.

La investigación también revela que hay un solo funcionario de la subdirección administrativa que se encarga del control y la supervisión de los alimentos en el módulo 10 pero que el 1º de enero, por ser día festivo, no hubo control. “Se concluye que los hechos se suscitaron en ausencia del control que se realiza periódicamente”, sentencia.

El documento, al que accedió Así Nos Va, está firmado por el director de la Unidad Nª4 Pablo Foucault, y al final tiene recomendaciones. Por ejemplo “que se controle de forma más exhaustiva las ollas del almuerzo y cena”. Aumentar el personal que se encarga de estos controles y que sean cómo mínimo dos funcionarios. Además se sugiere que se prevea en los días festivos que exista personal que cubra los puestos vacantes para evitar irregularidades.

En el documento se reconoce que “la sobrepoblación y hacinamiento (en las unidades carcelarias) genera un alto volumen de trabajo administrativo y operativo, donde en ocasiones se podría descuidar algunos (aspectos) de carácter operativo”, concluye.

fuente : carve850.com.uy

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