MONTEVIDEO (Uypress) – Este 16 de abril se cumplen 38 años del asesinato del médico Vladimir Roslik, la última víctima de la dictadura.

Vladimir Andrés Roslik Bichkov nació el 14 de mayo de 1941 en la localidad de San Javier, departamento de Río Negro.

Hijo de inmigrantes rusos, estudió medicina y se recibió en la Universidad Patricio Lumumba de Moscú, retornando al país y a su San Javier natal para ejercer la profesión.

El 14 de abril de 1984 fue detenido «en averiguaciones» y dos días después se le comunicó a su familia su deceso, que como se comprobó fue debido a las torturas recibidas en el batallón N° 9 de Fray Bentos. su asesinato fue el último de la dictadura cívico-militar, que varios meses después daría paso a la reinstauración democrática.

El 8 de mayo de ese mismo año, menos de un mes después del asesinato, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) remitía al gobierno dictatorial la siguiente comunicación, recabada de denunciantes del asesinato:

La muerte de Vladimir Roslik no se debió a causas naturales ni a un accidente durante un episodio de tortura.

Vladimir Roslik de 35 años, fue detenido el 14 de abril de 1984 por efectivos del ejército uruguayo y entregado dos días después muerto a su familia.

Días atrás se había conocido que una autopsia pedida por la familia y practicada por un equipo de médicos entre los que se contaban representantes de los familiares, confirmó que la muerte había sido producida por torturas. En la autopsia revelaron los denunciantes, se descubrió que el cadáver de Roslik presentaba agua en los pulmones y señales de asfixia por inmersión, de donde se podía inferir que le habría sido practicada la tortura conocida como EL SUBMARINO, consistente en sumergir al detenido en tachos de agua.

Pero la gran cantidad de agua encontrada en los pulmones permitió confirmar que no se había tratado de un imprevisto acaecido durante una sesión de torturas –agregaron– indicando que experiencias de otros casos de muerte a causa del SUBMARINO demuestran que nunca queda tal volumen de agua en los pulmones de la víctima.

La certeza de que la muerte obedeció a la tortura proviene de las conclusiones a las que arribaron los cinco médicos que practicaron la autopsia: los doctores Mojoli, Montauban, Burgel, Zuast y Laluz. Los facultativos coincidieron en que el cadáver del señor Vladimir Roslik presentaba inequívocas señales de haber sido sometido a diversas formas de violencia de severísima magnitud.

UyPress – Agencia Uruguaya de Noticias

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